lunes, 16 de agosto de 2021

LECTURAS PARA VERANO III


Cuando Lázaro anduvo

Fernando Royuela. Alfaguara, 2012.

Después de una gris vida laboral como empleado de banca, Lázaro sufre un ERE que lo lleva de cabeza a la prejubilación (hasta aquí la historia del protagonista por desgracia no dista mucho de la de miles de españoles). Y cuando “disfruta” de su obligado retiro, un derrame cerebral lo lleva a urgencias, cuyos médicos le certifican la muerte. Al ser conducido a la morgue, de forma inexplicable resucita y les pide a los camilleros un cigarrillo. Devuelto a este mundo, la vida de Lázaro da un vuelco total en el que más que protagonista de su destino, termina por convertirse en espectador de una serie de acontecimientos a los que asiste a veces aburrido y cansado, y otras divertido. Fernando Royuela con un estilo en la mejor tradición irónica de nuestra literatura, nos va describiendo y criticando una sociedad que no sabe qué hacer con una inoportuna resurrección. Magnífica. J.L.R.


Cuentos completos. (2º volumen, 1909/1937)

Edith Wharton. Páginas de Espuma, 2019


Los escritos viajeros de esta norteamericana, ‘En Marruecos’, ‘Viaje por Francia en cuatro ruedas’ o sus ‘Travesías por España, Francia, Italia y el Mediterráneo’, me proporcionaron en el pasado momentos de emoción y admiración. Wharton día tras día vencía, sin duda, los convencionalismos de la sociedad del momento. Gana el premio Pulitzer y fue la primera reportera de guerra. Pero aparte de sus excelentes libros de viajes o el alabado y conocido ‘La edad de la inocencia’, a Edith Warton podemos incluirla entre esos pocos escritores maestros de un género tan difícil como el del relato breve. En este segundo volumen (el primero ya fue comentado en esta sección) comprende el periodo 1909/1937. Una acertada selección, tanto en su temática como en la altura literaria de los mismos. R.C.P. 

domingo, 8 de agosto de 2021

EL ECO LEJANO DE LOS LIBROS QUE NUNCA EXISTIERON

Durante siglos algunos escritores han hecho girar sus historias en torno a libros que nunca se escribieron, como el “Segundo libro de poética de Aristóteles” (“El nombre de la Rosa”, Umberto Eco), “El Necromicón” (“El Sabueso”. H.P. Lovecraft) o “El libro de arena” (“El libro de arena”, Jorge Luis Borges) entre otros. Lo cierto es que la genialidad de las historias donde son mencionados nos ha hecho dudar alguna vez sobre la existencia o no de dichos libros, aunque en realidad sean fruto de la genialidad de un reducido número de escritores y escritoras. Sin embargo, tras este aparente juego literario, encontramos algunas motivaciones más allá de las puramente literarias, y no es la menor el deseo consciente o inconsciente, de que a través de la literatura recuperemos de alguna manera libros que alguna vez existieron, de los que tenemos alguna vaga prueba de su existencia y que por algún motivo u otro desaparecieron. Desde la pasada década la ciencia está inmersa en un gran reto como es desentrañar el contenido de los más de 1.700 rollos de papiro, que aparecieron carbonizados en el siglo XVIII en la villa de Pisón, hoy conocida como la “de los papiros”. Podemos decir que es hasta el momento la única biblioteca que ha llegado del mundo clásico a la actualidad. Esta biblioteca, aún de contenido esquivo, podría contener textos desconocidos de autores clásicos, aquellos a los que Carl Sagan se refería cuando escribió “Hemos superado en mucho la ciencia que el mundo antiguo conocía, pero hay lagunas irreparables en nuestros conocimientos históricos. Imaginemos los misterios que podríamos resolver sobre nuestro pasado si dispusiéramos una tarjeta de lectura para la desaparecida biblioteca de Alejandría” (“Cosmos”. Planeta. Barcelona, 1982). Creemos pues que la literatura de alguna manera, con maravillosas historias inventadas, sí, pero que se inspiran en vagas noticias de libros que alguna vez existieron, ha sido bálsamo para paliar la perdida de tantas maravillas que el paso del tiempo nos arrebató. Hace algunos años, cuando investigaba sobre el periplo de algunos viajeros por la España de la Ilustración, me topé con una referencia a un libro para mi desconocido. El manuscrito en cuestión era “Juan Palomino contesta a Tomás López, geógrafo, sobre el termino de Xerez” de Juan Javier Ximénez de Segovia y López de Spínola, fechado en Jerez en 1796. Para mí, a partir de ese momento, se convirtió su localización en una prioridad. Pasado un tiempo, hallé un fino hilo que me hizo mantener cierta esperanza en localizarlo. Aquel manuscrito pareció pertenecer en algún momento a la biblioteca privada del poeta José Carlos de Luna. Pero luego llegó el confinamiento motivado por la COVID 19, y todos nos vimos marcados por otras prioridades existenciales. Cuando la situación sanitaria nos permitió tímidamente retomar nuestras rutinas, volví sobre el asunto del manuscrito. Ya era tarde. La biblioteca de José Carlos de Luna hacía tiempo se había fraccionado, y no había constancia del destino de muchos de sus ejemplares entre ellos el manuscrito de Ximénez de Segovia. Desistí con pesar de aquella búsqueda, aunque hoy, al hilo de estas líneas, quién sabe si aquel manuscrito perdido será motivo de inspiración para otra apasionante historia. Ramón Clavijo Provencio

lunes, 2 de agosto de 2021

LECTURAS PARA VERANO II


Olga

Bernhard Schlink. Anagrama, 2019

No descubrimos nada si afirmamos que Schlink es uno de los mejores escritores alemanes  contemporáneos. Su espléndida ‘El lector’ quizás sea el ejemplo más recurrido para ratificar lo que decimos. Pero a la vez que esta novela, luego llevada al cine en una gran versión, tiene otras de menos repercusión popular pero que como ‘Mujer bajando una escalera’ sigue mostrándonos el enorme talento de este escritor para profundizar en los sentimientos y a la vez hurgar en el pasado más incomodo de la historia europea. En ‘Olga’ la novela trascurre bajo tres perspectivas, que lejos de estorbar la lectura, se enriquecen unas a otras para culminar en un emocionante final. Un narrador en tercera persona, un estudiante de los años cincuenta y unas cartas serán el hilo conductor de una historia en pos de la intensa y trágica vida de una mujer. R.C.P. 


Magnetizado

Carlos Busqued. Anagrama, 2018.


El pasado 29 de marzo encontraban muerto en su casa a Carlos Busqued. Contaba 50 años de edad. Había nacido en Roque Sáenz Peña, provincia de Chaco (Argentina) en 1970 y vivía desde hacía años en Buenos Aires. La editorial Anagrama ya le había publicado varias novelas, entre las que destacan ‘Bajo este sol tremendo’ y la que aquí reseño ‘Magnetizado’. Con ecos de ‘A sangre fría’ de Truman Capote, Busqued va desentrañando a lo largo de esta novela o crónica o serie de entrevistas la personalidad de Ricardo Melogno, quien sin justificación o motivo alguno mató en septiembre de 1982 a cuatro taxistas con el mismo “modus operandi”: un disparo en la cabeza desde el asiento de atrás del propio taxi. Busqued recoge en su narración todo tipo de materiales, entre los que destaca la serie de entrevistas que le hizo al mismo Melogno en la cárcel. El relato del asesino y su paso por las cárceles y los manicomios es realmente estremecedor. Muy recomendable. J.L.R.