lunes, 21 de julio de 2014


EN BUSCA DEL LIBRO DESEADO

Para muchos el verano es la época en  la que tímidamente retoman el hábito de la lectura, aquel que casi han perdido a lo largo de los años. Y entre las múltiples tareas que se imponen para llenar  el tiempo de ocio,  una de ellas es  disfrutar con un buen libro a ser posible tendido en una playa remota o al borde de una tranquila  piscina, o simplemente dejando pasar la tarde al fresco en un pequeño patio o sombreado balcón, entretenido entre sus páginas. Pero luego viene la duda y la angustia de si encontraremos el libro, o los libros -para los más osados- adecuados. Y así son muchos lo que  se pasarán el verano tratando de encontrarlo, y mientras los días van quedando atrás crecerá su angustia al comprobar que de todo lo que se proponían hacer al inicio del estío,  cabe la posibilidad de que  no encuentren el libro con el que recuerden este nuevo verano. Yo no sé si  es tanta la oferta que se abre ante nuestros ojos, y por tantos medios distintos,  que encontrar algún libro que nos atrape -como un tesoro en una isla inexplorada- es mucho pedir. Pero lo que les puedo asegurar es que en  estas semanas que llevamos de este verano de 2014, y séptimo desde el inicio de la crisis, me he topado con algunas gratas sorpresas que me han hecho disfrutar y mucho de la lectura. Si tuviera que decidirme por alguno, destacarlo de los demás, no tendría duda en señalar La rubia de ojos negros como mi libro de este verano, y  tengo la certeza de que esto no cambiará ya a pesar de que la calurosa  estación no ha terminado aún. Por muchas razones. Por supuesto en sus páginas se encuentra la diversión y el placer que todo lector busca.  Las horas no pesan  y nos molesta todo lo que nos pueda apartar de la historia que vamos página a página descubriendo. Y esa diversión no esta reñida con la exquisitez formal, la perfección en el lenguaje que hace que todo lo matices de la historia lleguen al lector de forma natural. Pero la principal razón por la que señalo este libro, como mi libro del verano antes de que este acabe, es la maestría de un escritor como Banville. A la valentía de haber aceptado el reto de rescatar a   un personaje como Philip Marlowe, lo  ha hecho de tal manera, con tanta solvencia, que algunos hemos tenido que recuperar las viejas y magistrales  historias de Raymond Chandler, para convencernos de que La rubia de  ojos negro no es una novela perdida de Chandler  y ahora recuperada años después de la desaparición de este escritor. Con  La rubia de ojos negros  nos encontramos al mejor Chandler pero es una novela –paradojas de la literatura- que firma Benjamín Black (John Banville). A tenor de los resultados no sería de extrañar que en un futuro cercano Banville/Black nos sorprenda con otra historia en torno a  Marlowe. Si es así, deseemos que no sea larga la espera. ¿Quizás el próximo verano? Ramón Clavijo Provencio







sábado, 12 de julio de 2014

RECOMENDACIONES

El adoquín azul

Francisco González Ledesma. Menoscuarto, 2014.

Como sobre Francisco González Ledesma volveremos en breve, nos centraremos en la reseña de esta novela que ve su segunda edición en la editorial Menoscuarto, ya que se publicó por vez primera y se regaló como promoción (asómbrense los lectores) junto con la revista “Interviú”, cuya editorial había comenzado una colección de “obras inéditas de los mejores autores de novela negra en castellano”, en el año 2002. Y en esto tenía toda la razón la colección porque González Ledesma nos ofrece una breve pero intensa muestra de su maestría como narrador con este “adoquín azul”. Montero, protagonista de la novela, logra escapar de la policía franquista gracias  a la ayuda de Ana, una misteriosa mujer de la que solo sabe que es esposa del despiadado jefe de policía Ponce. Al cabo de los años y de vuelta de Nueva York, instalado de nuevo en Barcelona, Montero se dedica a buscar a Ana, su amor interrumpido. J.L.R.  

El mundo de afuera

Jorge Franco. Alfaguara, 2014
Ganadora del premio Alfaguara, en el cincuentenario de esta editorial, nos aproximamos a la novela con la cautela que siempre tenemos con las historias avaladas por jurados, algo lógico si nos atenemos a la truculenta historia de los premios literarios en este país. Pero la novela de Franco, debemos reconocer, no deja indiferente. He buscado calificativos para  una historia que pasa de una visión idílica de la realidad a la más tenebrosa, sin solución de continuidad. Pero lo que sobre todo planea en la novela es el miedo, miedo a perder lo que se posee, al mundo exterior que es donde se encuentra lo  que más se anhela. Isolda,  vive en un castillo extraño en la ciudad de Medellín, y su soledad se contrapone al exterior bullicioso y amenazante, mientras va subiendo el grado de tensión del lector. R.C.P.