jueves, 27 de diciembre de 2018

LIBROS RECOMENDADOS


Galíndez

Manuel Vázquez Montalbán. Debolsillo, 2004.
Más tiempo del que debería ha pasado esta novela en la estantería siempre expectante a ver si un día me daba por cogerla y leerla. Hasta que hace unos días me decidí a ello, y desde la primera página hasta la última no he dejado de alegrarme de esta decisión. Conocía al Vázquez Montalbán, al margen de su Carvalho, a través de una novela que me impresionó en su momento y de la que guardo un excelente recuerdo, Los alegres muchachos de Atzavara, y esta de Galíndez me ha terminado por confirmar que Vázquez Montalbán es mucho más y mejor escritor que aquel reconocido por sus novelas negras. La reconstrucción de la muerte de Jesús Galíndez, personaje real que vivió en la República Dominicana del general Trujillo y que fue secuestrado por un comando en su piso de la Quinta Avenida de Nueva York, torturado y asesinado por los esbirros de Trujillo, es sencillamente impecable y narrativamente de una gran intensidad. Muy buena. J.L.R.

La trasparencia del tiempo

Leonardo Padura. Tusquets. 2018

Encantamiento es la palabra que retiene mi  mente tras la lectura de esta novela. Y es que desde el comienzo el lenguaje barroco, provocador y lleno de matices de Padura logra abstraer al lector de la realidad y sumergirlo en esa otra paralela que es la de la historia que nos cuenta. Una historia en la que nos volvemos a topar con el ex policía Mario Conde, ahora más perturbador y oscuro, quizás por las cicatrices  que el paso del tiempo va dejando en su personalidad. Una  personalidad que nos repele y atrae y contribuye a ese efecto narcotizante que tiene esta nueva historia de la que es protagonista. Nos topamos ahora con un Conde en la antesala de la vejez y que se enfrenta a un caso tan extraño como la recuperación de una talla de una antigua virgen negra española, que tras multitud de vicisitudes terminó en Cuba. El pasado y presente se entremezclan con maestría en un relato cargado de momentos inolvidables. R.C.P.

viernes, 14 de diciembre de 2018

HURGAR EN EL VACÍO


Existe un número nada despreciable de estudios sobre la posguerra española - y cuando hablamos de posguerra nos referimos  en concreto al periodo denominado primer franquismo, su etapa más dura que abarcaría desde 1939 a 1953 (aunque hay historiadores que amplían o acortan ese periodo)-. Tras décadas de ser una época tabú para los historiadores por razones obvias, solo a principios de los años 70 y principios de los 80 del pasado siglo comenzaron a aparecer trabajos centrados en esa etapa, aunque muchos de ellos todavía abordando de una manera tímida y otros subjetiva, lo que significó para la historia de nuestro país ese periodo sobre el que hoy tenemos, como comentaba más arriba, una extensa lista de libros donde ya prima el rigor sustentado en el soporte documental sobre otros condicionantes. Por el contrario, la literatura desde un primer momento se sintió atraída por estos años y fueron muchos los autores – aún hoy sigue esa atracción por el periodo como trasfondo de numerosas historias de ficción, recuerden el espléndido “Los Girasoles ciegos” de Alberto Méndez- que trataron con mayor o menor fortuna, de ambientar la trama de sus novelas en estos años, donde el régimen surgido de la cruenta Guerra Civil trataba de afianzar con puño de hierro su poder  sobre  un país arruinado  mientras miraba de reojo al exterior, donde intuía que el devenir de la Guerra Mundial podría sellar también su destino inmediato. Ana María Matute, Mercé Rodoreda, Francisco Ayala, Cela, Sender y un largo etcétera  trataron de sortear la censura de aquellos grises años, si bien unos con más fortuna que otros como fue el caso de José Luis Sampedro que tuvo que publicar en 1994 el libro “La sombra de los días”, escrito en 1947. Si nos centramos en nuestra ciudad  nos puede sorprender que a día de hoy –a diferencia de otras poblaciones- escaseen los estudios sobre cómo trascurrieron aquellos años,   incluso en el apartado de la literatura tampoco han sido muchos los autores que se hayan aventurado a dibujarnos el Jerez de la posguerra a través de historias ambientadas en su entramado urbano o rural. Apenas media docena de libros entre los que cabría  destacar los escritos por Manuel Halcón, los hermanos de las Cuevas o Caballero Bonald - y eso sino  somos escrupulosos en traspasar el limite cronológico 1939/53 que marcábamos antes como Primer franquismo-. Por eso, de la misma manera  que estaba más que justificado que  las Jornadas de Historia de Jerez de 2015 se dedicaran a la Posguerra en nuestra ciudad, creemos oportuna esa mesa redonda que organizada para el próximo día 14 de este mes, abordará el “ Jerez de la posguerra a través de la literatura”, y  hurgará en ese vacío que la  reciente novela  “La ciudad que no sueña”, de la que  también Hablaremos, trata de combatir. Ramón Clavijo Provencio.                                               


MALANDAR


“Malandar” es el título de la última novela de Eduardo Mendicutti. Pocos narradores son tan reconocibles por su estilo como este escritor, una especie de marca identificativa, lo que no deja de ser un valor añadido para sus lectores: saben lo que van a leer. Y lo que se encuentra en sus novelas, y “Malandar” no es una excepción, son un protagonista homosexual, mucha gracia andaluza y, sobre todo, la sensación de que algo se ha perdido por el camino de unas vidas que siempre quisieron ser felices y que no lo lograron por muchas y variadas razones y circunstancias. Melancolía, dolor, pérdida… Cuando cerramos “Malandar”, con la mano todavía en la contraportada, sentimos ese gusto agridulce en el paladar de la lectura que nos dejan unos personajes que, como todos nosotros, a veces no han superado o, siempre han querido rescatar una infancia y una adolescencia en la que sí fueron inocente o inconscientemente felices. Miguel Durán, periodista y gay, coge un tren para Madrid con el propósito de “comerse el mundo”; atrás deja a sus dos amigos de la infancia, Toni y Elena, ya convertidos en pareja; deja a su madre, la mujer más guapa de La Algaida, a Antonia, su niñera, lectora voraz de “El Caso” y un pozo de sabiduría popular, y todo un elenco de personajes cuyas historias, llenitas de penas y amarguras, pero también de ternura y alegría, no distan mucho de las vidas de los protagonistas, cada uno a su manera se lame sus propias heridas. Y la novela transcurre entre ese Madrid en el que Miguel va haciéndose su carrera personal y profesional, y sus vueltas a un paisaje infantil en el que reconocemos la Sanlúcar natal del escritor. La Algaida y, sobre todo, Malandar, con sus dunas y ese sueño de construir una choza, una casita o un palacio que de niños se prometieron Miguel, Elena y Toni (ella siempre en medio) y que ya en la madurez intentan recuperar para ser felices, para que esa inocente o inconsciente felicidad no se les haya perdido por el camino de sus vidas. José López Romero.