sábado, 19 de junio de 2021

LECTURAS SOSTENIBLES

En 1987 la ONU define el desarrollo duradero (o sostenible) como aquel “que satisface las necesidades de la presente generación sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. En 2015 aprobó la resolución “Transformar el mundo: la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible”, un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad, fortaleciendo la paz a través de los diecisiete “Objetivos de Desarrollo Sostenible” (ODS). La IFLA (Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecas), había estado trabajando para involucrar a las bibliotecas en los ODS, destacando su papel en el “acceso a la información como un derecho humano básico y como precondición para el ejercicio de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que pueden acabar con el ciclo de pobreza y apoyar el desarrollo sostenible”. La Fundación MUSOL (Municipalismo y Solidaridad), nos obsequió en 2018 con el documento “Modelo de transversalización de los ODS en las políticas municipales y de rendición de cuentas ante la ciudadanía y ante las autoridades designadas”. Entre las actividades que proponía para que las bibliotecas se alinearan con los Objetivos de la ONU se encontraban los “clubes de lectura sostenibles”, apostando por novelas y relatos que incitaran a la discusión sobre aquellos. Citamos algunos ejemplos. “La isla bajo el mar” (Isabel Allende, 2009) nos relata la azarosa vida de Zarité, una esclava que consigue superar las dificultades y abrirse camino para alcanzar la felicidad, argumento idóneo para la discusión sobre el Objetivo número 5 (Lograr la igualdad de géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas). “El señor presidente(Miguel Angel Asturias, 1946), es una denuncia de la dictadura que puede provocar debates en torno al Objetivo número 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas).  “Los santos inocentes” (Miguel Delibes, 1981), donde una familia humilde de la Extremadura profunda es sometida a un régimen de explotación casi feudal, nos permite plantear los Objetivos números 1 (Fin de la pobreza) y 10 (Reducción de las desigualdades). Para los menores MUSOL nos propone cuentos como “Barnabo de las montañas (Dino Buzzati, 1959), una fábula moral en una prosa evocadora del mundo poético fantástico que alberga el bosque (Objetivo número 13: adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos); o “Valeria” (García Hernández, 2015), un relato online sobre una niña guatemalteca que padece los efectos de la falta de acceso al agua y al saneamiento en la infancia y en la educación (Objetivos números 4, garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad ; y 6, garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible  y el saneamiento para todos). Los “libros humanos” o los “GPS literarios sostenibles” son otras tantas maneras de concienciar sobre las encomiables metas propuestas para 2030. Conseguirlo o no entra dentro del terreno de la incertidumbre, pero al menos hablamos de ello. Que ya es algo. NATALIO BENÍTEZ RAGEL.        

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