LECTORES SIN REMEDIO

Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.

viernes, 17 de octubre de 2025

EL DEBER DE LA LECTURA

Leer ya no es un placer solitario. Se ha convertido en un gesto público, medible y, paradójicamente, obligado. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2024, el 75,3% de los jóvenes entre 14 y 24 años lee libros en su tiempo libre. Pero detrás de estos números surge una pregunta incómoda: ¿leen por gusto, por hábito o por la necesidad u obsesión de que los demás vean que leen?

La literatura, antaño refugio de unos pocos, ha pasado a ser un escaparate. La lectura se exhibe, se mide y se vende como una marca de identidad: la foto en la cafetería, la novela en la portada de Instagram, el comentario culto en un hilo de Twitter. Lo que antes era un ejercicio de pasión silenciosa, de constancia íntima, hoy se ha transformado en un acto performativo. La frase Todo el mundo quiere haber leído y nadie quiere leer nunca fue tan cierta. La gente está tan preocupada porque los demás vean que disfrutan de sus aficiones que uno se pregunta si realmente las disfrutan o si es la validación externa lo que les hace sentirse gratificados. Para quienes amamos los libros, esta dinámica resulta inquietante: la lectura deja de ser un refugio para convertirse en un medidor social tan ficticio y engañoso como las propias redes sociales.

El auge de los audiolibros y las aplicaciones de lectura rápida refleja esta obsesión por la productividad. Todo se mide: palabras por minuto, libros por año, “logros culturales” como si fueran pasos en un reloj de fitness. La literatura ha entrado en la esfera del consumo instantáneo, y con ello se ha erosionado su dimensión más profunda: la de ser un espacio de pensamiento autónomo y de libertad.

Salir de casa con un libro, sentarse en una cafetería con un cuaderno, leer poesía frente al mar… Estos actos, que antes eran gestos de cuidado personal y cultivo del espíritu, ahora pueden parecer pedantes. Y sin embargo, constituyen la forma más auténtica de resistencia contra la banalización del tiempo y del placer. La lectura no es una mercancía, ni un logro social, ni un post que buscará "likes". Leer es un acto de presencia, una pausa en la exigencia constante de ser productivo.

Quizás quienes amamos las letras hemos estado demasiado ocupados leyendo para notar cómo nuestra pasión se convertía en moda. Pero aún podemos recuperar su sentido original: abrir un libro para nosotros mismos, sin testigos, sin métricas, sin exhibicionismo. Leer como quien respira, como quien se reconcilia con la vida, con la memoria y con la soledad. Leer como quien recuerda que lo humano, en su raíz más honda, está hecho de palabras. Manuela Almodóvar.

UN HIJO, UN ÁRBOL Y... UNA NOVELA NEGRA

Hace pocos años Pierre Lemaitre publicaba ‘Diccionario apasionado de la novela negra’ (Salamandra, 2021), donde de manera singular nos daba una visión del subgénero literario que desde hace algún tiempo capta la atención mayoritaria de lectores y curiosos (aunque habría que preguntarse cuándo no lo hizo). Y este éxito ha ido en aumento hasta el punto de que la frase de autoría discutida “para que te lean hay que meter al menos un cadáver entre las páginas” puede ser un buen resumen de lo que está sucediendo. En la pasada Feria del libro de Jerez un conocido me decía que tenía una novela negra que quería publicar en la que el protagonista se llamaba Borsalino. Le comenté que ya en los años 50 Jean Paul Belmondo había protagonizado una película del mismo nombre dirigida por Jacques Deray y basada en la novela ‘Bandidos de Marsella’ de Eugene Saccomano; también que Juan Marsé publicó en fechas no muy lejanas una novela policíaca juvenil a cuyo protagonista llamó Borsalino (‘El detective Lucas Borsalino’, 2012) , todo esto bajo los murmullos del numeroso público que acudía a la presentación del último libro de Carmen Mola ( cuyos autores son lo más granado de esa novela negra que de tan inclinada a la casquería se sale de los que apreciamos la calidad por encima de las salpicaduras de  sangre). En definitiva, el mencionado género vive días felices aupado por grandes autores como James Kestrell, Rosa Ribas, Leonardo Padura, entre otros muchos de los más recientes, pero  cada vez más empañados también por autores que desvirtúan las señas de identidad del género y por otros  muchos que se lanzan a escribir su novela negra sin haber leído gran cosa de o sobre ella (... hay que meter al menos un cadáver entre las páginas),  retorciendo hasta el límite aquella otra frase sobre las prioridades en nuestro fugaz paso por la vida, donde al parecer ahora además de tener un hijo y plantar un árbol hay que escribir...una novela negra.  Ramón Clavijo Provencio

viernes, 3 de octubre de 2025

DE TOMÁS SALVADOR A ALFREDO BENÍTEZ

Vuelve esta página tras el estío, al encuentro con sus lectores coincidiendo con una Feria del Libro de Jerez a la que deseamos éxito y a la que nos referiremos en otra ocasión, cuando analicemos el balance que nos deja la propuesta de este año. Siempre es bueno hablar de libros y en estos días en esta ciudad parece algo obligado. Pues bien, tengo entre mis manos ‘La Nave’ novela del hoy olvidado Tomás Salvador (en la imagen), y que reeditada este año por ‘Apache’  décadas después de su primera impresión, me retrotrae a una anécdota que viví en la playa de Palmones el lejano verano de 1974. ‘Y...’ fue el primer libro de una trilogía de ciencia ficción escrita por el mencionado y  entonces popular escritor. Había  comprado un ejemplar  de la  edición lanzada por Plaza y Janés en dicho año, pero antes de introducirme en sus páginas protagonizadas por el científico Martín Lord, el libro desapareció en aquella playa sureña a los pies del Hotel Terol. La toalla y la pequeña bolsa donde había metido mis pertenencias seguían allí cuando salí del primer chapuzón en aquellas frías aguas frente al Peñón, pero faltaba el libro. Me extrañó aquello pero una vez pasado el enfado, no podía dejar de interesarme por aquel escritor de poder de atracción tal, que sus libros desaparecían a menos que se pusieran a buen recaudo. Tomás Salvador, antes de su muerte, acaecida en el orweliano 1984, ya había caído en el olvido literario (pese a su Nacional de literatura de 1954 y el Planeta de 1960) y no sería hasta mediados de la década siguiente cuando su obra comenzó a atraer a algunos estudiosos, entre ellos el joven jerezano Alfredo Benítez Macías, que convencido de que se encontraba ante el mejor escritor español de literatura de anticipación, comenzó a reivindicar su figura a través de varios artículos publicados en Bibliopolis, editorial como Alamut del también jerezano Luis García Prado. Sin embargo, la muerte prematura de Alfredo truncó sus objetivos y proyectos literarios. Hoy la figura de Tomás Salvador sigue sumida en el olvido salvo esporádicas reediciones de sus novelas distópicas como la serie de ‘Marsuf, el viajero del espacio’ o las que mencionábamos al comienzo (aunque también hizo interesantes aportaciones a la novela policíaca, prueba de ello es la excelente ‘Los atracadores’, luego llevada al cine por Francisco Rovira Veleta), afortunadamente parte de su obra la podemos localizar en la biblioteca privada de Alfredo Benítez, especializada en ciencia ficción, donada a la Municipal de Jerez tras la muerte de este último, y donde junto a los libros de Salvador encontramos ediciones ya ilocalizables de los maestros del género como Ray Bradbury, Isaac Asimov, Aldous Huxley, Richard Matheson o Arthur C. Clarke entre otros. Ramón Clavijo Provencio. 

POLÍTICA

No busquen en Google. No pongan su nombre en algún buscador y esperen a que les aparezca alguna información, porque don Diego de Salazar y Heredia fue uno y sin duda es todo aquel que sabe aprovecharse de los tiempos azarosos, que son al fin y al cabo, los que llenan buena parte de la historia de nuestro país. Arbitrista y seductor; poeta y frecuentador de prostíbulos y tabernas, don Diego, uno de esos segundones de la rancia nobleza castellana, aunque con alguna que otra oscura e inconfesable mancha de la raza maldita en su sangre ancestral, llegó a formar parte de aquella pequeña corte de la que se rodeó don Gaspar de Guzmán, el conde-duque de Olivares, el todopoderoso valido de Felipe IV. A pesar de que pocas contemplaciones tenía Olivares con los arbitristas, se atrevió don Diego a escribir el ‘Discurso para el afianzamiento y mejora de los estados de España, así como de sus medios de transporte y vigilancia de sus fronteras’, un tratado un tanto pretencioso y bastante chocarrero, por el que pensaba sacar una buena tajada. Pero lo que le dio fama a don Diego en toda la corte no solo era la privanza del conde-duque, a cuyas fiestas, saraos y jornadas de cacería era un asiduo invitado, sino sobre todo los versos que corrían lo mismo por palacios como por bodegones y que don Diego dedicaba a la Filomena, a la Pantasilea, a la Franquilana, cortesanas que a cambio de sus servicios, se servían de él. Los libros de historia no lo consignan, pero era fama en toda la corte que la gran política y los destinos de España se decidían en las estancias privadas de don Diego al calor y sabor de unas putas, como así ha sido, es y será toda la vida de Dios. José López Romero. 

lunes, 11 de agosto de 2025

LECTURAS DE VERANO II

Medio sol amarillo

Chimamanda Ngozi Adichie. Random-House, 2007.

‘Medio sol amarillo’ toma su título de la bandera que será el emblema de Biafra, una región al sur de Nigeria que proclamó su independencia a consecuencia de las masacres sufridas por la etnia igbo. El relato se desarrolla antes, durante y después de la guerra civil y la hambruna que se desencadena entre los años 1960 y 1970. Sus protagonistas son dos hermanas gemelas, Olanna y Kainene, pertenecientes a una acomodada familia igbo. Olanna representa el mundo intelectual universitario, junto con su pareja Odenigbo, ambiente en el que se agita la guerra; y Kainene, el de los negocios. Personajes a los que se unirá el niño Ugwu, criado de Odenigbo. Una novela que expone en toda su crudeza las consecuencias de una guerra, agravada esta por el odio entre etnias. J.L.R. 



Wanted

Ignacio Arrabal. Rhode Island, 2024

Es cada vez más interesante  el periplo literario de este escritor sanluqueño. Si ya nos sorprendió gratamente con aquella tensa e inquietante novela de impecable estilo, ‘Los ofendidos’,  ahora lo vuelve a hacer cambiando de tono y registro pero manteniendo el irrenunciable propósito de hacer literatura en estos tiempos tan poco propicios para ello, cosa de agradecer por los buenos lectores. Esta breve y nueva historia de paisajes desolados, persecuciones infinitas y soledad extrema, es más que un western singular y arrastra al lector a las entrañas de un relato intenso repleto de guiños a la buena literatura y de momentos no exentos de belleza. Sin duda ‘Wanted’, novela además agraciada con una portada espectacular de Alberto Belmonte, es una de las más interesantes novedades de estos últimos meses. R.C.P.


domingo, 20 de julio de 2025

LECTURAS DE VERANO I

Vagalume

Julio Llamazares. Alfaguara, 2023

Releo esta historia del escritor leonés, al que conocí hace años acercándome a sus libros de temática viajera. A veces esto de la relectura de libros es muy aconsejable, sobre todo cuando se nos quedó un cierto sentimiento de culpa con libros que leímos demasiado apresuradamente o en un momento poco favorable. Vuelvo a las páginas de ‘Vagalume’ y lo hago sumergiéndome nuevamente en  ese  inicio de la historia casi magnético. A su muerte, el periodista Castro -cuyo padre había subsistido y mantenido a su familia publicando aquellas novelitas de “a duro”, policíacas o del oeste, consumidas a miles por aquella generación frustrada de la posguerra española- deja una serie de manuscritos que extrañamente no han sido publicados. Ese misterio lleva a su antiguo discípulo César a bucear en la historia de alguien al que nadie pareció conocer realmente. Muy recomendable y sí, esta historia merecía una relectura. R.C.P.


La hermana de Katia

Andrés Barba. Compactos Anagrama,  2012.

Andrés Barba (Madrid, 1975) ya es, sin duda, un escritor plenamente consolidado en el panorama literario español. Los premios y una producción literaria de gran calidad, lo avalan con creces. Leídas ya ‘Ha dejado de llover’ y ‘Agosto, octubre’, que se inscriben en el género de las “nouvelles” o novelas cortas, ‘La hermana de Katia’ es un relato de mayor aliento o extensión, una novela de cuatro mujeres: la abuela, la madre, Katia y su hermana de catorce años, que se convierte en la protagonista, de ahí el título. Una niña que a veces no entiende los códigos con que los adultos manejan los hilos de sus vidas. La prostitución, las peleas familiares, la incomunicación, la falta de referentes y una tragedia del pasado marcan las vidas de estas cuatro mujeres. Muy interesante. J.L.R. 

jueves, 26 de junio de 2025

DUELO AL SOL

No. No me he equivocado de sección. ‘Duelo al sol’ es el libro que acaba de publicar la editorial Renacimiento, que recoge textos a modo de conversación o diálogo entre dos escritores que conocen como pocos la literatura española desde el XIX hasta nuestros días. Me refiero a Abelardo Linares, poeta, ensayista y editor, y José Luis García Martín, poeta, profesor y crítico literario. Dos enormes figuras de la literatura actual. El diálogo que mantienen ambos protagonistas a lo largo de todo el libro, es una sucesión de mensajes, de réplicas y contrarréplicas a la que han querido poner el título de la mítica película del oeste, pero que García Martín hubiera preferido ponerle “el juego del gato y el ratón”. El formato de conversación o debate, que recuerda los diálogos renacentistas, es muy agradecido tanto para los autores como para el lector. Prescinde de la rigidez académica del ensayo, les permite a los protagonistas ensartar temas sin necesidad de seguir un hilo argumental, y los lectores se complacen en ese juego de tira y afloja (de gato y ratón), en el que se aprecia tanto la ironía como la complicidad, sin faltar por supuesto los desencuentros o desacuerdos que añade ese punto de picante que tanto interés despierta en el lector dada la talla intelectual de los dialogantes. El resultado es un texto que se lee con mucho agrado, en el que ambos “duelistas” no se reprimen ni se cortan un pelo en expresar sus opiniones sobre los temas más conflictivos del actual panorama literario español, sobre todo de la poesía, tema en el que son reconocidos expertos. Las anécdotas personales se mezclan con la visión de la historia literaria y las relaciones entre generaciones. En este sentido, pueden leerse la intervención de Linares titulada “Al final seré yo quien se rinda”, que termina con una interesantísima pregunta a su “contrincante”: “¿los poetas veinteañeros de hoy en día tienen ya como maestros a los poetas nacidos entre 1971 y 1985 y si mitifican a la generación novísima como yo, sin ir más lejos?”. La respuesta de J.L. García Martín, “Me pones en un apuro”, casi termina con esa ironía y ese humor tan presentes en todo el libro: “Pero no sé por qué te interesa lo que admiran los jóvenes de hoy. Yo de lo único que estoy seguro es de que no me admiran a mí (ni a ti, aunque lo disimulen más, por si los edita)”. No faltan referencias a escritores de finales del XIX y principios del XX, como la cita a Rafael Leyda del que se transcribe un cuento (‘La tita’), autor en la mejor tradición del relato corto europeo; como tampoco de los poetas más actuales, junto con las polémicas suscitadas que entran ya en lo personal. ‘Duelo al sol’ es, en definitiva, un libro no solo para leer, sino para aprender y entretenerse. José López Romero.

 

NÓMADA

En mayo de 1989 fallecía tras contraer SIDA el gran escritor, referente de la mejor literatura de viajes contemporánea, Bruce Chatwin. En este inicio del que se anuncia como tórrido verano,  quizás sea buen momento para recordar  a este británico,  al que muchos describían como “un nómada en estado puro” y sobre lo que él mismo, en su intento de explicar lo que le impulsaba a estar siempre con la mochila al hombro, escribía:  “jamás he sentido apego real alguno al hogar y no experimento la habitual reacción emotiva, salvo cuando estoy viajando…”. Arqueólogo y especialista en patrimonio histórico artístico de formación, pronto dejó su cómodo y bien remunerado puesto en la prestigiosa Sotheby´s  para surcar rutas y llegar a lugares, algunos todavía libres de la “marabunta” turística que hoy salpica todo. Fruto de esos viajes fue dejándonos un reguero de libros, que aparte de brindarnos placenteros momentos de lectura se han ido convirtiendo con el paso de los años en piezas de culto, que además ponen el foco de atención sobre aspectos de la naturaleza humana olvidados o minusvalorados bajo el peso  de los discutibles valores de esta civilización tecnológica y posindustrial que nos ha tocado vivir. Libros como ‘En la Patagonia’, ‘Los trazos de la canción’  son buenos ejemplos de esto que decimos. A principios de la década de los setenta del pasado siglo, un joven y aún poco conocido Chatwin, viaja por el sur de España según recoge en su biografía sobre el británico ‘Con Chatwin’ Susannah Clapp, pero lamentablemente se dan pocos detalles sobre esta que suponemos corta estancia, y donde Chatwin posiblemente se dejara ver por lugares aún vírgenes como la costa de Barbate en la provincia de Cádiz.   Ramón Clavijo Provencio