Subí a la
Torre Pajarete en marzo de 1986 con un compañero de estudios para documentar
nuestro trabajo de Arqueología Medieval, asignatura que impartía en la Facultad
de Filosofía y Letras de Cádiz don Luis de Mora Figueroa Dingwall Williams, el
inolvidable “barón”. Pocos llamaban entonces Castillo de Matrera a aquel
empinado cerro, y si salvamos su dificultoso ascenso indemnes fue sin duda con
la inestimable colaboración de los generosos caldos del cercano pueblo de Prado
del Rey, que tanto a Juan Carlos como a mí nos proporcionaron las energías
suficientes para alcanzar la cima por su lado sur, el más accesible de la
fortificación. Al llegar, y cumplido el rito de la fotografía de rigor, el
panorama resulta algo desolador. Quedaba poco en pie, y costaba mucho imaginar
que aquello había sido uno de los baluartes del rebelde Umar ibn Hafsum, que en
pleno siglo IX mantuvo en jaque al emir cordobés desde su plaza fuerte en
Bobastro. De hecho, para Hernández Parrales (1960), eligió el emplazamiento por
estar situado en un lugar estratégico entre sus
posesiones y las de su oponente. Un recinto más o menos rectangular con una
cerca perimetral de más de quinientos metros de muralla, que en algunos tramos
no es más que un simple escalón, y dos puertas flanqueadas, custodian un patio
de armas con más de ciento ochenta y cinco metros de lado a lado. En la cara
norte, la parte más inaccesible del cerro, la Torre del Homenaje, una mole de
dos plantas y muros de tres metros de espesor, el último refugio defensivo
cuando el enemigo ya había asaltado el poblado fortificado. Aparicio Guitart
(1961) encuadraba Matrera dentro de los
“castillejos de finalidad puramente
militar”. Lo cierto es que salvo algunos trabajos publicados en revistas
especializadas, varios estudios locales y de algún que otro aficionado de esos
que se autotitulan “historiadores”, la Torre Pajarete pasó desapercibida hasta
marzo del pasado año, cuando otorgaron el prestigioso “Archivizer A+” en la
categoría de preservación a la obra de su restauración, dirigida por el estudio
gaditano de Carlos Quevedo y costeada por el dueño de la finca. Y empezó la
polémica. Tanto la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía como los
arqueólogos del lugar han dado su visto bueno, en base a que se distingue
claramente la parte original de la restaurada, extremo que exige la Ley. No
está tan contento Carlos Morenés, vicepresidente de “Hispania Nostra”, una
asociación para la defensa del Patrimonio, que ha llegado a compararla con la
que hizo Cecilia Giménez con el “Ecce Homo” de Borja en 2012. Somos
historiadores, no arqueólogos ni urbanistas, y podrá gustarnos más o menos “esa enorme cosa blanca”, tal como
Morenés define la obra, pero por fin alguien se ha acordado de aquel risco
asilvestrado entre los pintorescos pueblos de Villamartín y Prado del Rey,
recordándonos de paso la palpitante historia de los territorios que nos
circundan. De algo ha servido la polémica.
NATALIO BENÍTEZ RAGEL
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
sábado, 28 de enero de 2017
PAREJAS
“Father, father –mi hija
con una noticia calentita-. En “first dates” un muchacho le acaba de confesar a
su pareja que habrá leído como mucho un libro en su vida; a lo que la muchacha
le ha respondido que ella en cambio sí ha leído ‘Cuarenta sombras de Gray’ y
‘Crepúsculo’”. De inmediato conecté con este programa para ver a dos prototipos
de lo que podríamos llamar “bultos humanos”: el macho que entre los méritos que
lo adornan se encuentra la alergia a la lectura, lo que esgrime como arma de
seducción, y la hembra, por el contrario, que tiene en su casa la envidia de la
biblioteca de Alejandría. La pinta de ambos, por supuesto, acorde era con su
talla intelectual. Lo dicho: perfectos ejemplares de lo que es hoy la llamada
de la selva, reconvertida en un plató de televisión en el que, en un alarde de
inconsciente sinceridad, a sus participantes no les importa poner sus
vergüenzas a la pública exposición. Y lo grave de esta desgracia es que estos
especímenes son más numerosos de lo que queremos o nos engañamos en creer. La
situación no será tan alarmante, nos decimos confiados en que se lee más de lo
que las estadísticas desvelan, o pensando que la juventud (que ya empieza
también a tener sus años) de nuestro país no puede verse reflejada en dos espontáneos
que han acudido a un programa de televisión con el fin de ligar. Y sin embargo,
las estadísticas no engañan y muchos jóvenes pueden perfectamente identificarse
con esa pareja de “first dates”, en todos sus aspectos, hasta en los
feromonales, quizá el único por el que destacarían y por el que participan en
estos programas. En realidad, alguien debería abrirles los ojos y decirles que
detrás de sus ignorancias se esconde la desesperada necesidad del otro, de un
igual a ellos porque a no otra cosa pueden aspirar, si no es al fracaso que
algunos ya han sufrido. Alguien debería decirles que un libro, que la lectura
les devolverá la autoestima que hace tiempo seguro que perdieron. José López
Romero.
sábado, 21 de enero de 2017
MUJERES
Si poco sentido, por no
decir ninguno, tiene ya abrir la polémica de si existe una literatura femenina,
menos aún lo tiene creer que para acercarse a la condición femenina habría que
leer novelas escritas por mujeres. Grandes personajes como Emma Bovary o Ana
Ozores, la regenta, por poner dos ilustres casos de heroínas decimonónicas
creadas por hombres, desmontan cualquier teoría al respecto. Y para confirmar
lo que estamos defendiendo, incluso para atrevernos a afirmar, yendo más lejos,
que no hay mejor lectura sobre mujeres que la escrita por hombres, pongamos de
ejemplo a Ángel Vázquez y las tres novelas que escribió. A Ángel Vázquez
(Tánger, 1929 – Madrid, 1980) ya lo hemos traído a esta página en varias
ocasiones porque es un escritor que, en nuestra opinión, merece urgentemente
una reivindicación y un reconocimiento que aún, pese a sus publicaciones, no se
le ha dado de forma unánime. Las tres novelas que escribió y publicó: ‘Se
enciende y se apaga la luz’ (1962); ‘Fiesta para una mujer sola’ (1964) y ‘La
vida perra de Juanita Narboni’ (1976), tienen como denominador común que sus
protagonistas son mujeres, y como peculiaridad que por el mismo orden
cronológico asistimos en la primera a una exultante joven Cristina; en la
segunda, a una madura y espléndida Paula; y en la tercera, a una ya ajada y
solitaria Juanita. De tal manera que podemos hacer un muy recomendable
ejercicio lector sobre la condición femenina si leyésemos por ese orden las
tres novelas citadas. Los titubeos y desorientación sufridos por Cristina,
consecuencia de la educación recibida de su madre Isabel (otro magnífico
carácter femenino de Vázquez), se convierten en seguridad, coqueteo con el
peligro y cierto hastío en la madura Paula, para desembocar en la terrible
soledad, en una decrepitud que nos anuncia una desolada vejez de Juanita. Con
Tánger (ciudad natal del escritor) como fondo o incluso como un personaje más
que imprime el carácter de sus habitantes (ciudad internacional, intercultural
pero al mismo tiempo provinciana, con una separación muy clara de razas y
clases sociales), las tres mujeres toman una postura distinta acorde con sus
edades: más rebelde en Cristina, que empieza a cuestionarse el clasismo tan
acentuado en su madre; actitud esta de Isabel que comparte Paula, que de ningún
modo estaría dispuesta a renunciar a los privilegios de que disfruta por su
posición social; mientras que en Juanita estamos ante un personaje en la
decadencia plena: física, mental y, por desgracia, también social. Estos tres
grandes caracteres femeninos dejan a los protagonistas masculinos en un segundo
plano, como si fueran los complementos que utiliza Vázquez para redondear a sus
heroínas: Julio, el padre de Cristina; Damián, el amante de Paula; o el padre
de Juanita… La lectura de sus cuentos (‘El cuarto de los niños y otros
cuentos’, ed. Pre-Textos) vendría a completar este repaso y el homenaje a la
obra de Ángel Vázquez y sus personajes femeninos. Se lo debemos. José López
Romero.
HISTORIAS DE LA LECTURA
Hace ahora un
mes (16 de diciembre) se celebraba el Día de la Lectura en Andalucía, una efemérides
que suele pasar desapercibida incluso entre los lectores empedernidos. Y sin
embargo, si tenemos curiosidad y echamos la vista atrás, comprobaremos con
sorpresa cómo algo que nos parece hoy básico como el acceso a la información,
formación y ocio -contenido
tradicionalmente en el libro en papel y que hoy
coexiste en difícil equilibrio con
los formatos y plataformas digitales- , no fue algo generalizado, sino
privilegio de algunos hasta hace bien poco. Realmente hasta finales del siglo
XVIII, pero sobre todo ya avanzada la centuria siguiente, no empieza a
visualizarse claramente lo que se denominó “lectura pública” y que tuvo como
principal vehículo propagador otra institución milenaria, las bibliotecas, en
este caso las llamadas “bibliotecas populares”. En estas últimas empezó a
generalizarse el acceso al libro entre aquellas clases sociales que durante la mayor parte de la historia habían
estado marginadas en el acceso a la educación y a la cultura. En este camino
que, como decimos, se inicia en nuestro país bien avanzado el siglo XIX, tendrá
un papel relevante y poco conocido la ciudad de Jerez. Un ejemplo: entre el
primer centenar de bibliotecas populares que se crean en España en el periodo
1868/1874 por el Ministerio de Fomento, bajo los ministros Ruiz Zorrilla y
Echegaray, para el fomento de la lectura y el acceso generalizado al libro por
parte de las clases populares, estaría la fundada en Jerez un 23 de abril de
1873. Esta biblioteca, denominada hoy Municipal, es la única de aquellas bibliotecas pioneras que
lograron llegar hasta nuestros días, pasando hoy día por ser la biblioteca municipal
más antigua de España. Otra iniciativa
singular, esta de principios del siglo XX, en el fomento de la lectura en
nuestro país fue la expansión de las llamadas “bibliotecas de jardines”, en realidad
kioscos con libros que se disponían en alamedas y parques para ofrecer libros a
los paseantes que así lo demandaran. En Jerez, pionera también en esta
iniciativa, se abrieron tres kioscos bibliotecas lamentablemente desaparecidas
durante la posguerra, aunque hoy se conservan sus libros en los fondos
patrimoniales de la Municipal. Ramón
Clavijo Provencio.
domingo, 15 de enero de 2017
RECOMENDACIONES
Botas de lluvia suecas
Henning Mankel. Tusquets, 2016
El malogrado autor sueco fallecido hace un año, rescata en este libro el
personaje protagonista de aquel otro de
grato recuerdo titulado ‘Zapatos italianos’. La historia se sitúa diez años
después de los hechos narrados en el libro mencionado, y nos adentra en una
historia crepuscular donde Fredrik Welin, ya como médico jubilado, vive en una pequeña isla de un archipiélago
de la geografía sueca. La vieja casa familiar en la que habita, una noche es
pasto de las llamas con él dentro. Escapa del suceso milagrosamente, pero a
partir de ese momento se ve envuelto en el opresivo ambiente provocado por la
investigación iniciada para esclarecer los hechos, y cuyas primeras conclusiones
apuntan hacia él como sospechoso principal. Es este un libro de Mankel combina
con gran maestría el misterio y la tensión propia del género negro, del que es
maestro consumado, con una profunda y convincente inmersión en la decadencia
física y mental de su protagonista. R.C.P.
El regreso de Titmuss
John Mortimer. Libros del Asteroide, 2014
Esta segunda entrega de la trilogía es tan buena como la primera, ‘Un
paraíso inalcanzable’, que no es poco mérito porque ya se sabe: segundas
partes… John Mortimer, polifacético escritor que ha obtenido grandes éxitos
como guionista para la televisión, vuelve aquí sobre su protagonista, Leslie
Titmuss, en la cima de toda su buena fortuna, es decir, ya convertido en
ministro de Territorio, Urbanismo y Fomento, el que fuera en su juventud chico
que cuidaba del jardín de los Simcox y meritorio aspirante a un cargo político
en el partido conservador inglés que ya ha conseguido. Su segundo matrimonio
con Jenny Sidonia y un problema urbanístico nos hacen profundizar en la
psicología del siempre escandaloso Titmuss, así como en las vidas de los
habitantes de Rapstone Fanner, con ese acerado humor y fina ironía de Mortimer.
Una novela para divertirse. J.L.R.
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