sábado, 21 de enero de 2017

HISTORIAS DE LA LECTURA

Hace ahora un mes (16 de diciembre) se celebraba el Día de la Lectura en Andalucía, una efemérides que suele pasar desapercibida incluso entre los lectores empedernidos. Y sin embargo, si tenemos curiosidad y echamos la vista atrás, comprobaremos con sorpresa cómo algo que nos parece hoy básico como el acceso a la información, formación y  ocio -contenido tradicionalmente en el libro en papel y que hoy  coexiste en difícil equilibrio con  los formatos y plataformas digitales- , no fue algo generalizado, sino privilegio de algunos hasta hace bien poco. Realmente hasta finales del siglo XVIII, pero sobre todo ya avanzada la centuria siguiente, no empieza a visualizarse claramente lo que se denominó “lectura pública” y que tuvo como principal vehículo propagador otra institución milenaria, las bibliotecas, en este caso las llamadas “bibliotecas populares”. En estas últimas empezó a generalizarse el acceso al libro entre aquellas clases sociales  que durante la mayor parte de la historia habían estado marginadas en el acceso a la educación y a la cultura. En este camino que, como decimos, se inicia en nuestro país bien avanzado el siglo XIX, tendrá un papel relevante y poco conocido la ciudad de Jerez. Un ejemplo: entre el primer centenar de bibliotecas populares que se crean en España en el periodo 1868/1874 por el Ministerio de Fomento, bajo los ministros Ruiz Zorrilla y Echegaray, para el fomento de la lectura y el acceso generalizado al libro por parte de las clases populares, estaría la fundada en Jerez un 23 de abril de 1873. Esta biblioteca, denominada hoy Municipal, es  la única de aquellas bibliotecas pioneras que lograron llegar hasta nuestros días, pasando hoy día por ser la biblioteca municipal más antigua de España.  Otra iniciativa singular, esta de principios del siglo XX, en el fomento de la lectura en nuestro país fue la expansión de las llamadas “bibliotecas de jardines”, en realidad kioscos con libros que se disponían en alamedas y parques para ofrecer libros a los paseantes que así lo demandaran. En Jerez, pionera también en esta iniciativa, se abrieron tres kioscos bibliotecas lamentablemente desaparecidas durante la posguerra, aunque hoy se conservan sus libros en los fondos patrimoniales de la Municipal. Ramón Clavijo Provencio.


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