Hace ya un tiempo escribí
un artículo en el que comentaba cómo en la lectura simultánea de varios libros
(soy de esos lectores múltiples), unos se agrandaban, se agigantaban, o tomaban
exacta medida de su calidad, en comparación con otros, que se achicaban,
menguaban o tomaban exacta medida de su mediocridad. No me acuerdo ahora cuáles
fueron los libros o autores comparados en aquella ocasión, pero las lecturas
que he ido haciendo desde entonces han confirmado esta teoría o impresión que
tuve en aquel momento. Entre los que no resistirían ni una mínima comparación
yo pondría sin duda la novela sentimentaloide de Siri Hustvedt titulada ‘Un
verano sin hombres’, o ‘Zonas húmedas’ de Charlotte Roche, un delirante relato
de una grosería totalmente gratuita. A estas dos obras y autoras, incorporaría
una de mis últimas lecturas: ‘La gente feliz lee y toma café’ de Agnès
Martin-Lugand (reseñado en esta página). ¿Tres mujeres? Tres autoras cuyas
obras menguan hasta la vulgaridad, si las comparamos con otras tres mujeres,
para que nadie demasiado suspicaz nos pueda acusar de nada. Cojo con una mano
la novela de Hustvedt y en la otra ‘La señora Dalloway’ de Virginia Wolf y noto
cómo la primera va menguando, mientras que la segunda aumenta su tamaño; y lo
mismo pasa cuando tomo de la estantería ‘Zonas húmedas’ y en la otra mano
sostengo ‘Nada se opone a la noche’ de Delphine de Vigan (que incluso gana
altura en comparación con otra de sus novelas ‘Las horas subterráneas’). Ha
dado la casualidad de que simultáneamente haya leído la obra de Martin-Lugand y
los cuentos de Cristina Fernández Cubas. Quien haya pasado por mi misma
experiencia lectora seguro que habrá exclamado “¡No hay color!”. En efecto. Y
volviendo a mi teoría: ‘La gente feliz lee y toma café’ se va empequeñeciendo,
encogiendo a medida que uno va leyendo los textos de Fernández Cubas, que se
van agrandando, aumentando de tamaño; es decir, cada uno adquiere su exacta
categoría literaria. La originalidad de los cuentos de Fdez. Cubas, la calidad
del estilo, la estructura de los relatos, cómo lleva al lector por laberintos y
pasadizos psicológicos de sus personajes, con ese punto inquietante que lo
mantiene en un tenso vilo la convierten en uno de los mejores escritores, en mi
opinión, del panorama actual español. Nada que envidiar a los mejores cuentos
hispanoamericanos. En cambio, la novela de Martin-Lugand es un refrito de un
puñado de situaciones tópicas o clichés cuyo argumento ya hemos visto hasta la
saciedad en las películas romanticoides americanas. Y encima con ínfulas
líricas del tipo “hundió sus ojos en los míos”, que repite varias veces. Un
elenco de personajes que responden perfectamente a lo que se espera de ellos:
los amables y acogedores caseros irlandeses, el tipo duro y sufridor, la
perversa de su novia, el amigo gay que se tiraría hasta al tipo duro… Eso sí,
fuman como carreteros; quizá por ello a la señorita de la portada le han
cambiado el libro por el cigarrillo, por lo que no parece muy feliz. Lo mismo
es porque se le ha acabado el café o, peor aún, está leyendo ‘La gente feliz
lee y toma café’. ¡Horror! José López Romero.
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
viernes, 29 de septiembre de 2017
NOSTALGIA
A veces es inevitable volver la vista atrás, aunque ello sea a
riesgo de vernos inundados de nostalgia.
No me gusta demasiado esa sensación por su poder adormecedor y paralizante, y
que nos deja indefensos cuando nos asalta. No hace mucho me entretenía
revisando libros depositados en una vieja librería y que tenía desde hacía
mucho tiempo olvidados. Entre ellos captó especialmente mi atención ‘El hijo
del Cielo. Crónicas de los días soberanos’ de Víctor Segalen. No es que los
avatares del penúltimo emperador de China, Kuang-Siu, que es de lo que trata el
mencionado libro me interesaran sobremanera y ahora, con aquel reencuentro, me volvieran
los gratos recuerdos de su ya lejana lectura. No, nada de eso, pero en cambio
tras aquella edición (Seix Barral, 1983) sí que se agazapaban unos recuerdos
que rápidamente me asaltaron, personalizándose en la figura de D. Antonio
Olmedo que fue el que me lo regaló hacía ya algunos años. Olmedo, gran bibliófilo,
poseedor por entonces de una más que notable biblioteca tanto por su número
como por las piezas conservadas en ella, formaba parte de un pequeño pero
selecto grupo de relevantes personajes de la cultura local que periódicamente
me visitaban en mi despacho de la Biblioteca Municipal, bien para solicitarme información
de los fondos allí depositados, y que por uno u otro motivo necesitaban, bien
para investigaciones en curso o por el ansia de ilustración
permanente que en todos alentaba. Junto
a Olmedo, Eduardo Pereiras, gran fotógrafo e incansable investigador de la
historia de la fotografía local y Juan de la Plata, referencia imprescindible en el mundo del flamenco, son los que más
huella dejaron en mí y durante años me enriquecieron con cada una de sus
visitas. Grandes conversadores a través de sus conocimientos y experiencias me
permitieron entrar en un mundo ya desaparecido por entonces, un Jerez del que
ellos fueron protagonistas desde distintos ámbitos de la cultura. Entrañables
personajes que espero el tiempo no borre su huella en la ciudad, pero sobre
todo añorados amigos que en un fogonazo de nostalgia me volvieron a visitar. RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO
domingo, 10 de septiembre de 2017
LECTURAS DE VERANO V
El
arte de la distorsión
Juan
Gabriel Vásquez. Alfaguara, 2009
Hace
unas semanas fue ‘El arte de la novela’ de Milan Kundera, y hoy traemos a esta
sección ‘El arte de la distorsión’ de J.G. Vásquez: una colección de textos
que, al igual que el libro de Kundera, el escritor colombiano ha reunido en los
que reflexiona sobre obras y autores; reflexiones siempre interesantes y muy
aleccionadoras cuando se trata de un escritor, Vásquez, tan lúcido en muchas de
sus apreciaciones. Desde su visión de ‘Cien años de soledad’, pasando por ‘El
corazón en las tinieblas’ de Joseph Conrad y por los diarios de Julio Ramón
Ribeyro (magníficos), hasta llegar al libro ‘Hiroshima’ de Hersey que tradujo,
Vásquez nos ofrece una serie de trabajos que van de la crítica literaria, a los
datos biográficos de autores, para terminar en la denuncia de una bomba atómica
que pudo perfectamente evitarse. Vásquez sigue sin defraudarnos. J.L.R.
El turista perpetuo
Harkaitz Cano. Seix Barral, 2017
Evocador título este , y tanto más en las fechas que
nos encontramos, pues nos lleva a desear más si cabe la huida de la cotidianeidad y escapar en busca de destinos
soñados o, al menos, paisajes y rostros que nos alejen del gris y estresante
que nos rodea todos los días. Es el autor de esta colección de relatos un
ejemplo más de esa nueva generación de narradores procedentes del País Vasco, y
que no desdeña transitar por este género del relato corto en el que ya antes Kirmen Uribe había marcado
el camino como uno de sus más significados representantes. No le va a la zaga
Harkaitz, lo que podemos comprobar en esta corta pero imprescindible colección
de historias, donde los paisajes costeros y evocadores de esa vía de escape de
la que hablábamos antes, están muy presentes en una cuidada y fluida prosa trufada de guiños cinematográficos y homenajes a otros
relatos de grandes escritores.
R.C.P.
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