sábado, 23 de junio de 2012

¿PLAYAS VÍRGENES?


 Leía hace unos días  una  noticia recogida por la prensa nacional, en torno a un vertido sobre una de las playas del sur de la provincia de Cádiz, concretamente la de Poniente. Parece inevitable que sobre estas fechas todos los años, tengamos noticias como esta o como las que nos dan cuenta de los movimientos populares en contra de  proyectos urbanísticos (El Palmar o Valdebaqueros en Tarifa, pueden servirnos de ejemplo). No creo que sea debido a una mayor sensibilización de la sociedad  por los temas medio ambientales, pero sí  explica que con la llegada del estío, con parte de la población de la zona mirando a la costa y otra foránea pensando en hacerse con un hueco en el litoral durante algunos días, esta se convierta en la protagonista y foco de atención de todos. Nos preocupamos poco por ella el resto del año, pero ahora nos mostramos hipersensibles sobre todo con lo que la pueda afectar. Lo cierto es que la costa de Cádiz  ha mantenido  extensas zonas  con pocas heridas provocadas especialmente por ese urbanismo al que Paul Theraux se refería en su libro “Las Columnas de Hércules” (Suma de Letras, 2002): “…la costa española había sufrido una poderosa colonización que la había privado de sus elementos naturales, sustituyendo cabos, barrancos y puertos por estructuras fútiles y mal hechas.” Si tratáramos de utilizar la literatura y comparar las descripciones que escritores y viajeros nos dejaron sobre gran parte de nuestro litoral con la realidad actual, nos llevaríamos sorpresas. Una de ellas constatar que la transformación ha sido constante y acelerada sobre la parte occidental y sólo la zona oriental aún conserva parajes por los que parece no hubiera pasado el tiempo. Pero esta zona a la que, entre otras razones, la servidumbre militar y el levante parecieran haber protegido como si hubiera estado cubierta por una capsula de cristal, parece empezar a resquebrajarse. El periodista José Bejarano publicaba, a raíz de un viaje por esta zona, un interesante artículo en El Magazine (26 de agosto de 2006)  que tituló  “El paraíso está en Cádiz” , pero en él  se transmite al lector  la  impresión de que nos encontramos en una zona semivirgen donde, mientras  el cemento va devorando la costa desde la desembocadura del Guadalquivir hasta Chiclana, sigue existiendo a partir de ahí, y hasta las mismas puertas de Algeciras, poco menos que una extensa zona por la que apenas ha pasado el tiempo. Pero ni el Levante, ni las cientos de hectáreas aún bajo jurisdicción militar, parecen ya garantizar nada. Sólo hace falta retrotraerse muy pocas décadas atrás, cuando Julio Caro Baroja alababa el paisaje que contemplaba comiendo pescado recién salido del mar, en un chozo de La Fontanilla, o Bruce Chatwin se bañaba en las aguas de Trafalgar, para captar la magnitud de lo perdido. RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO 

1 comentario:

carnet manipulador de alimentos dijo...

si lo único que pasa es que somos muchos, no hay forma de no atacar al litoral... pero bueno trataremos con buena voluntad preservarlo en lo posible. :)

Un saludo!