domingo, 21 de octubre de 2012

CULTURA, LIBROS Y CRISIS


Una de las cosas que me niego a admitir es la prescindibilidad de la cultura en tiempos de crisis.  Sobre esto, que  es algo comúnmente aceptado  cuando las “vacas flacas” llegan,  no estaría de más recordar  aquello que  contestaba el poeta argentino Juan Gelman (premio Cervantes 2007), cuando le preguntaban sobre la utilidad de la poesía. Gelman, citando la frase de un filosofo chino, respondía  “todo el mundo  habla de la utilidad de lo útil, pero nadie habla de la utilidad de lo inútil”. En fin que no son tiempos propicios para la poesía, o para la cultura en general, parece claro pero que ésta es lo más prescindible en momentos de dificultad es un tópico como otro cualquiera, aunque éste ha calado tanto en la sociedad que hoy lo tenemos como una máxima intocable. En lo que respecta a esa parcela de la cultura que es la del libro,  que soporta no sólo la dureza de la crisis económica general (y el debate sobre lo prescindible),   sino la de su adaptación a los nuevos soportes tecnológicos –y a sus aún confusos canales de distribución-, creemos aún palpar la misma ilusión por la escritura y la lectura que en generaciones pasadas. Un ejemplo de ello lo tenemos en el relativo éxito, teniendo en cuenta las circunstancias, del que ha gozado un año más la  gran Feria europea del Libro, y que todos los años se celebra por estas fechas en la ciudad alemana de  Fráncfort. En ella incluso hemos tenido ejemplos de fe ciega en la imprescindibilidad de la escritura como ha sido el caso de Jesús Carrasco, que tras décadas de escritor en la sombra ahora,  ya con unos años a cuesta, observa escéptico como su primera novela “Intemperie”, y que  Seix-Barrall editará en enero en castellano, ha logrado vender los derechos a más de una docena de países. Y es que uno de los atractivos de este gran  escaparate del libro  –aparte de que se produzcan “milagros” como el de Jesús Carrasco-  es la posibilidad que tienen las editoriales de vender sus futuros productos –lo que está sucediendo con el afortunado camino de “Intemperie”-  además de presentar los ya editados. Otro dato interesante que se extrae de esta Feria que cerraba sus puertas en la mencionada ciudad alemana el pasado domingo, es que parece remitir la penetración del libro digital en el viejo continente. Europa no son los Estado Unidos de Norteamérica, y aquí parece, no sabemos aún si con la ayuda de la crisis o no,  que el libro en papel seguirá primando sobre el digital durante más tiempo del que, hace escasamente un año, se pensaba. Ramón Clavijo Provencio 

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