La librería encantada. Christopher Morley. Periférica, 2013.
Parecen haberse puesto de moda, al menos como argumento para una novela, las librerías y los libreros. A la espera de leer lo último de Ignacio Carrión Las librerías finalista del último premio Anagrama, nos llegan más que novedades reediciones de libros en su día muy celebrados en el mercado anglosajón, y que ahora con muy buen criterio, editoriales como Impedimenta (en el caso de la reedición de La librería de Penélope Fitzgerald) o Periférica editan su primera versión en castellano. La librería encantada es la deliciosa continuación de aquel La librería ambulante, donde el autor nos presentaba a la pareja protagonista Roger y Helem. De aquella hilarante y entretenida historia viene este libro, más pausado y misterioso, pero igualmente divertido, y que es todo un homenaje al mundo del libro, y sobre todo a los libreros.
Intemperie. Jesús Carrasco. Seix Barral, 2013
Aprovechamos la llegada del estio para destacar un libro del que ya dimos noticia hace unos meses cuando se presentó, pero que sin duda va camino de convertirse en la sensación del panorama literario de esta país durante el presente año. La sencillez de la trama - un pequeño que escapa de casa, en un pueblo perdido en una inmensa y desolada llanura- un lenguaje directo y hermoso, y una excepcional capacidad para implicar al lector en una historia que a medida que avanza se hace más dura y, a la vez, más hermosa, justifican los elogios de la critica y el homenaje en forma de lectura de los miles de lectores que agradecemos que aún podamos encontrarnos con libros como este.
El último pasajero. Manuel Loureiro. Planeta, 2013
La llegada del verano sin duda hace que muchos lectores salgan del letargo invernal y cojan entre sus manos un libro. Son lectores estacionales que poco más le piden a un libro que pasar un buen rato, divertirse. Pues bien, también hay escritores estacionales que escriben para ese tipo de lector, y tienen la especial habilidad de dar con las historias y el tono que se les demanda. Loureiro es uno de esos escritores que con la llegada del verano exhibe su muestrario de nuevas historias con las que dar su pizca de evasión a muchos lectores. Con este libro parece va a volver a lograrlo: en 1939, el Valkirie -uno de esos buques alemanes, donde el régimen nazi proporcionaba vacaciones pagadas a muchos obreros- aparece a la deriva en medio del Atlántico y solo con un pasajero…un niño de pocos meses.