sábado, 25 de octubre de 2014

DÍAZ OLANO EN LA BIBLIOTECA

Las bibliotecas públicas son una fuente inagotable de sorpresas. Si es una fundada en 1873, las probabilidades aumentan. Y si el bibliófilo José Soto Molina ha sido generoso benefactor, las sorpresas agradables son casi diarias. Es lo que le ocurre a la Central de Jerez. Nos preguntamos cómo llegaría a manos de don José Soto un cuaderno “de campo” plagado de dibujos y bocetos de indudable calidad, y donde las únicas pistas para identificar al autor eran una firma (I. Diaz) y una dedicatoria (“Mis apuntes a mi discípula P. Manso”). Una página de Internet (¡bendito Internet!) nos aclaró que había un pintor llamado Ignacio Díaz Olano (Vitoria, 1860-1937): la firma de sus cuadros era idéntica a la de nuestro cuaderno. Dado que la mayoría de su producción se encontraba en el Museo de Bellas Artes de Álava, mandamos un fichero gráfico: nos confirmaron el nombre de Olano, nos informaron de que el cuaderno pertenecería (por la firma) a su primera etapa y se mostraron muy interesados en la persona objeto de la dedicatoria, de la que tampoco nosotros teníamos referencia alguna. La Espasa recoge su entrada en el suplemento de 1931, pero la información más detallada sobre el vitoriano (a falta de consultar la obra de Santiago Arcediano Salazar), la hemos hallado en una página web llamada “ForoXerbar”. Estuvo becado por el Ayuntamiento de su ciudad, y pudo llevar a buen puerto sus aficiones artísticas gracias al mecenazgo de su amigo Felipe Arrieta, pues aparte de la venta de sus cuadros, lo que llamamos “sueldo fijo” no lo tendría hasta 1901, cuando empieza a dar clases en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria. Pudo formarse en Italia, y a su vuelta participa en varias exposiciones nacionales, obteniendo premios en las de 1895, 1899 y 1901. Su estudio, que montó en la calle Florida de su localidad, bien podría parecerse al dibujo que ilustra este artículo, sacado del referido “cuaderno”. Centrado en el retrato, las costumbres, los bodegones y los paisajes, tan solo protagonizó dos exposiciones en solitario: la de la Sala Delclaux de Bilbao en 1910, y la de la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria en 1925. Pero también fue docente, como dijimos, ocupando plaza en la Escuela mencionada desde 1901, plaza de la que no se llegó a jubilar, e impartiendo clases de dibujo en el Instituto de Segunda Enseñanza desde 1912 a 1932. Claro que también parece que se dedicaba a enseñar por su cuenta, a juzgar por la dedicatoria de nuestro cuaderno, que sería el tesoro de la tal P. Manso hasta pasar a manos del bibliófilo, paso previo para que hoy día se conserve en nuestra Biblioteca Municipal. NATALIO BENITEZ RAGEL/ RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO 

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