Desde
siempre me ha causado envidia esa capacidad de otros lectores de leer varios
libros a la vez, de sumergirse en historias distintas y seguirlas todas con igual intensidad y atención sin
aparente dificultad. En cambio yo siempre me he considerado lector de un titulo, que sigo con fidelidad y sin
distracciones hasta su final -no corro el riesgo, no se preocupen, de caer en
la maldición de aquel lector que día tras día a lo largo de años, se sentaba en
el mismo sitio de la biblioteca y solicitaba siempre el mismo libro al
bibliotecario- aunque la tentación me
asalta muy de vez en vez, y entonces me planteo afrontar el que hasta ahora ha
sido un reto inabordable. ¿Cómo hacerlo?
En la sobremesa, mi hora preferida para leer, reservarla por ejemplo
para Oakley Hall y sus ahora recuperadas y excelentes novelas del oeste
norteamericano, la noche en cambio sería
más apropiada para el nuevo caso de Bevilacqua y Chamorro, o la relectura de
los libros de González Ledesma, recientemente reivindicados por mi compañero de
página. ¿Quizás comenzar con un libro, y cuando el interés empieza a flaquear
retomar la lectura del otro que aguarda en la mesilla? Como nunca me gustó
pasar por pusilánime, creí que ya era
hora de intentar esa otra nueva experiencia lectora. Mi primer temor fue que el
inspector Méndez se equivocara de libro y deambulara perplejo por el Oeste de Hall,
o que el sheriff mayestático de Warlock
confundiera a la sargento Chamorro con un facineroso. Pero no, nada de
esto sucedió. Aunque a medida que
avanzaba la lectura paralela de mi primera pareja de libros, algo si empecé a
notar. Primero sutilmente, luego… Cada vez iba reduciendo el tiempo dedicado a
uno de ellos mientras rápidamente acudía al otro libro ansioso para seguir leyéndolo.
Finalmente terminé este último por lo que tenía todo el tiempo para el que poco
a poco había ido abandonando. Pero fue inútil, a partir de donde había dejado
el señalador, todas sus páginas se habían quedado en blanco. ¿Un libro puede
devorar a otro? RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
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