Otoño de 1977
en La Salle-Buen Pastor. Se abre la puerta de la clase, 6º de EGB, y aparece
una figura que ronda los cuarenta años y el uno ochenta de estatura. Sin mirar
a nadie, se sienta. Nosotros sabíamos quién era, (había entrado en el Centro en
1958), pero lo que no imaginábamos era cómo se iba a presentar: “Yo soy el
Lira, el profesor con más guasa de todo el colegio”. El Luque, arrimándose, le
espeta: “pero... Hermano, nosotros aún no lo conocemos...”. Sin inmutarse, y haciendo caso omiso al
fraternal apelativo que tanto detestaba, responde: “Para eso se tiene la fama,
niño”. El Lira en estado puro. En aquel tiempo ignorábamos a quién teníamos
enfrente: profesor, dibujante, cartelista, fotógrafo, pintor, decorador,
bibliófilo... Ya hablamos aquí, el 1 de marzo de 2013, del “Legado Fernández
Lira”, hoy de titularidad municipal. Una buena herencia. Aunque en su mayoría
de carácter bibliográfico, la pasión por la fotografía de José Ramón fue
acrecentando su fondo gráfico hasta completar la cifra de 77.000 diapositivas.
Resultado de la mirada inquieta y la curiosidad artística del autor, la
variedad temática de las filminas es inagotable. Mucho tema artístico,
obviamente, que para eso era lo suyo, pero las instantáneas son también un
magnífico cuadro de costumbres. De Jerez, casi todo: arquitectura civil y
religiosa, calles, plazas y jardines, Semana Santa, Feria, cabalgata de Reyes...
Pero también retrataba el ambiente, queriendo captar un instante de la ciudad
en la gente que espera en una tienda de churros o en los niños que corretean a
sus madres en la plaza del Arenal. Son las cajas tituladas “Churrerías” o
“Chaveas”, curiosas imágenes recogidas por la cámara de un buen registrador de
la realidad. Pero desde el punto de vista local la mayor parte de las imágenes
están dedicadas a las cofradías penitenciales de la Semana Santa jerezana. Es
difícil no recordar su espigada figura delante de un paso o esperando una
salida procesional, como en la fotografía que ilustra el artículo. Si quieren
conocer hasta el último detalle de una hermandad jerezana, desde el grabado que
adorna el incensario hasta las zapatillas que gasta el “patero” del paso de Cristo,
la visita de esta colección es ineludible. De fuera de Jerez también hay mucho.
El Lira viajaba, y su cámara era otro miembro más de su cuerpo. Fruto de esa
íntima unión fueron naciendo las cajas “Granada”, “Sevilla”, “Málaga” o
“Madrid”, y de fuera de España las dedicadas a Pompeya, Florencia o Siena. Cinco
años hará de su muerte el 19 de julio, y aún tenemos pendiente acomodar su
Legado, que duerme embalado en un depósito externo a la Red de Bibliotecas. Las
diapositivas, sin embargo, las custodiamos aquí, en nuestra Central, por si
algún día sobrara algún eurillo entre tanto desperdicio de dinero público que nos
permitiera la digitalización de tan valioso material.
NATALIO BENITEZ
RAGEL.
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