Mariano Fortuny se encontraba afincado en Roma cuando se
enteró de la llegada de un joven pintor español que no había ido a verle. Se
dirigió a su estudio a las afueras de la capital, y examinó con suma atención los cuadros y
bocetos del taller, reparando especialmente en uno de ellos llamado “El rey,
que Dios guarde”. Le preguntó al autor el destino de ese cuadro, a lo que el
incipiente artista respondió: “Para nadie, llevo seis meses en la ciudad y no
he vendido nada”. Fortuny se lo compró, y a partir de ese momento la cotización
de aquel pintor subió como la espuma. Se trataba de José Jiménez Aranda, que
ilustra este artículo, nacido en Sevilla en 1837. Discípulo de cultivadores del
romanticismo como Cabral Bejarano o Eduardo Cano, fue incansable viajero que
fijó residencia en lugares como Madrid, París o Valencia, pero jamás estuvo
pensionado por persona o institución alguna, viviendo hasta el fin de sus días
del producto de su trabajo. Nadie lo subvencionó. Qué diferencia con el momento
actual, en el que subsidiados, pensionistas y prejubilados que no llegan a los
sesenta van a ocasionar que cuando la generación del “baby boom” lleguemos a
nuestra edad “jubilosa” estemos haciendo cola en la beneficencia con una mano
delante y otra detrás. Aranda se instaló brevemente en Jerez, pero su estancia
fue muy fructífera, ya que además de trabajar en la restauración de las
vidrieras de San Miguel (Caballero Ragel, 2007), sacó tiempo para echarse
novia, siendo la afortunada Dolores Velázquez, que a la postre se convertiría
en su esposa. Pero el motivo de traer al pintor sevillano a esta sección es la
colección de más de setecientas litografías que ilustraron el “Qujote del
Centenario”, publicado en Madrid a partir de 1905, dos años después de su
muerte, y continuando hasta completar la obra en 1908. Prologado por el
escritor y arqueólogo José Ramón Mélida y Alinari, se convirtió en el primer
coleccionable del clásico de Cervantes, saliendo en entregas sucesivas hasta
completar doscientos cuadernos con cuatro láminas cada uno. Aunque también se
publicó el texto, lo principal son los dibujos, que se suceden en una secuencia
tan fiel al texto que parece que estemos leyendo El Quijote visionando las láminas,
pues tal era su intención, contar la historia del Ingenioso Hidalgo a base de ilustraciones.
Es una obra rara, que solo encontramos catalogada en unas cuantas bibliotecas
públicas además de en la Nacional, entre ellas las de Melilla, Bilbao, la
“Celestino Mutis” en Cádiz o la de Palma del Rio en Córdoba. En Jerez no
tenemos todos los cuadernos, aunque contamos con unas quinientas láminas. No
hemos podido fijar con qué legado vino a parar la obra a nuestra Biblioteca,
aunque sabemos que alguien llamado Ignacio de la Hera estuvo comprando los
cuadernillos en Sevilla en el año de su edición, al precio de cinco pesetas
cada uno, según rezan los recibos que nos han llegado. Hoy completan la
colección de Quijotes que custodiamos en nuestra ciudad, a la vez que enriquece
el fondo de materiales gráficos patrimoniales. NATALIO BENÍTEZ RAGEL.
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
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