Puede parecer que en esta sociedad
que nos ha tocado vivir, donde los medios tecnológicos cada vez copan más
parcelas de nuestro quehacer diario, ciertas aficiones o, mejor dicho,
pasiones, van quedando desplazadas y pueden ser hoy una rareza o curiosidad en
vías de extinción. ¿Es este el caso de la Bibliofilia? Sorprendentemente, y
según mi experiencia, la pasión por los libros, el interés y casi necesidad por
poseer ediciones en papel que destacan por su belleza, rareza o antigüedad, siguen
estando muy presentes y dan sentido a la vida de más personas de las que podríamos
pensar por lo dicho inicialmente. Personas que hoy podrían equipararse a bibliófilos
de antaño como el marqués de Chalambre que murió de un ataque de desesperación
al no poder adquirir un ejemplar de cierta obra que jamás había existido: una
Biblia que en un momento de humor había inventado Charles Nodier. También tragico
fue el destino de otro bibliófilo, Alejandro Timore. “Timore -en palabras de
Javier Lasso- vivía en París con una renta exigua. Su dominio de las lenguas le
permitía dar clases particulares que solo le daban lo suficiente para
subsistir. En cierta ocasión le visitó en su domicilio de la calle
Vieux-Augustins su amigo M. Blanchard, y le encontró trabajando en su
biblioteca temblando de frío y envuelto prácticamente en unos harapos que en
otro tiempo bien pudiera haber sido una manta”. El círculo de esta precaria
vida se cerró definitivamente, cuando la pensión que recibía en cierta ocasión
se demoró más de la cuenta, y encontraron al bibliófilo días después muerto por
inanición entre sus libros. ¿Por qué Timore no fue capaz de desprenderse de
algunas de las piezas valiosísimas que conservaba en su biblioteca, para salir
de aquella situación de penuria que finalmente le llevó a la muerte?. Alguien
escribió que “el fuego de la bibliofilia no muere sino con el mismo bibliófilo.
La edad por tanto no tiene hielo para enfriar esta pasión”. Realmente son
muchas las personas enamoradas del libro como pieza de arte - la mayoría por supuesto sin llegar
al sentido trágico de los ejemplos arriba apuntados,- y que aun hoy sacrifican muchas cosas en pro
de esa pasión. Ramón Clavijo Provencio
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
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