Un
considerable número de jóvenes colegiales hacen cola ante el mostrador de
recepción de la biblioteca. Los exámenes están cerca. Hace calor, y las
condiciones del edificio no son las más idóneas para una correcta regulación ambiental.
Cargados con gruesos volúmenes, la mayoría enciclopedias, se agolpan ante la
fotocopiadora para no tener que transcribir varias páginas que necesitan para
el trabajo de clase. No hay móviles, ordenadores o wikipedia, por lo que la
máquina de reprografía es la estrella. Y el carné de socio siempre en la mano,
para que la copia les salga a mitad de precio. Son los años 90 del pasado siglo
en cualquier biblioteca pública española. La enciclopedia, una pretendida
recopilación de todo el saber humano, lleva ya varios siglos entre nosotros. El
primero que la intentó fue el inglés Ephraim Chambers, que en 1728 publicó en
Londres en cinco volúmenes la “Cyclopaedia: or An Universal dictionary of arts
and sciences ...”. La traducción francesa de esta obra fue la que dio inicio a
la “Encyclopedie, ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et de
metiers”, la Enciclopedia por antonomasia. Promovida por Diderot y D’Alembert,
dio salida a las mentes más preclaras del siglo XVIII, como Rousseau,
Montesquieu o Voltaire. Comenzó en 1751 y concluyó en 1765 con diecisiete
volúmenes, aunque más tarde salieron cinco más de suplementos, dos de índices y
once de láminas. La portada de uno de estos últimos, que conservamos en la
Biblioteca Municipal Coloma (perteneciente al fondo bibliográfico del
instituto), ilustra este artículo. La primera en España fue la “Enciclopedia
Moderna: diccionario universal de literatura, ciencias, artes, agricultura,
industria y comercio”, publicada por el andaluz Francisco de Paula Mellado, que
decidió tomar como modelo la segunda edición de la “Encyclopedie Moderne”
(1846-54) de los hermanos Firmin-Didot. Afirmaba el granadino que una
“enciclopedia no es otra cosa que una escuela preparatoria para la instrucción
general… y proporciona con la propagación de los conocimientos útiles, mil
medios para mejorar la suerte del individuo y cimentar el bien público sobre
bases más amplias, sólidas y duraderas”. En la obra, publicada entre 1851 y
1855 en treinta y siete volúmenes, colaboraron firmas de la talla de Juan
Eugenio Hartzenbusch, Modesto Lafuente, Bretón de los Herreros o Pedro Felipe
Monlau. Fue la fuente donde bebieron los estudiosos españoles hasta la
aparición a finales del XIX del “Diccionario enciclopédico hispano-americano de
literatura, ciencias y artes”, en veintiséis volúmenes, de la prestigiosa
editorial Montaner y Simón, donde colaboraron Bartolomé Cossío en artes
industriales españolas, Menéndez Pelayo en literatura o Pi y Margall en
filosofía del derecho, entre otros. Fue la estrella hasta ser desbancada a
partir de 1908 por la “Enciclopedia Universal Ilustrada europeo-americana”, la
Espasa, que tanto hemos consultado y que tantas aglomeraciones provocó en los
servicios de reprografía de las bibliotecas públicas, cuando las protagonistas
eran, como reza el título, aquellas enciclopedias. NATALIO BENÍTEZ RAGEL.
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
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