viernes, 21 de enero de 2022

CORTO MALTÉS, 55 AÑOS DESPUÉS

Como muchos de mi generación, encontré la puerta hacia la lectura   en aquellos modestos cuadernos que editoriales como Bruguera publicaban semanalmente, y adquiríamos en los kioscos que entonces proliferaban en cualquier ciudad. En ellos descubrimos las aventuras de personajes como Jabato, El Cosaco Verde, Pantera Negra y tantos otros. A mediados de los sesenta aún no había estallado el mayo francés y muy tímidamente comenzaban a llegarnos los ecos musicales de grupos como  aquellos Beatles (1964) de los que se hicieron eco hasta en el Carnaval de Cádiz de 1965, o los televisivos Monkees. En aquel mundo sin móviles ni internet, donde reinaba la radio junto al cine con sus espectaculares salas de proyección, y la televisión era más que marginal en nuestro país, los héroes de papel, aquellos que aparecían en esos cuadernillos de los que les hablo, vivieron su etapa de esplendor. En estos años un ilustrador de ya largo recorrido profesional por entonces, el veneciano Hugo Pratt, daba una vuelta de tuerca a aquel mundo de los héroes de papel y publicaba la primera  de las aventuras de un personaje hoy convertido en una especie de leyenda: Corto Maltés. ¡Quién diría que de aquella primera edición de  ‘La Balada del Mar Salado’ (1967) nos separan cincuenta y cinco años! ¡pero  así de implacable es el tiempo! Seguí la deslumbrante obra de Hugo Pratt, junto a la de otros autores europeos, gracias a la editorial Totem que tuvo el acierto a principios de la década de los 70, de comenzar a publicar las historias de Pratt que tenían al aventurero nacido en Malta  como protagonista. Hasta la muerte de su creador en 2020, son casi una treintena de historias las que llevan al lector en un viaje apasionante por distintos continentes durante el primer tercio del siglo XX. Cada una de ellas es hoy un tesoro por la visión, histórica y literaria, que nos dan de un mundo ya desaparecido, a través de los ojos de su peculiar personaje.  En 2015 la editorial Norma publicaba ‘Corto Maltés. Bajo el sol de medianoche’, que firmaban Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero, en un intento de rescatar de nuevo al marino. Pero pese a la cuidada edición y el excelente trabajo de estos  autores, que han publicado dos nuevas entregas protagonizadas por el marino, me temo que Corto Maltés se quedó en aquella última travesía en busca de “Mú: el continente perdido”, o en todo caso en la España de la Guerra Civil (si nos atenemos a una frase de otro personaje de Pratt, el polaco Koinsky, en ‘Los escorpiones del desierto’), por más que hoy se intente hacerlo protagonista de historias que nunca estuvieron en la cabeza ni en el espíritu de Pratt.  Ramón Clavijo Provencio. 

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