Aunque no somos
partidarios de utilizar anglicismos, haremos una excepción con el término
bookcrossing -que literalmente significa
libro corredor o libro viajero- para hablarles de una práctica que se supone
de fomento de la lectura, y que consiste básicamente en depositar
centenares de libros en la vía pública
– aunque ha habido alguna ocasión
sonada en que se han “liberado“ miles- con la esperanza de que los viandantes
“piquen”. A algún lector esto último que
decimos puede que les traiga más reminiscencias de la pesca con “mosca”, ensalzada en aquella magnífica trilogía de Norman Mclean -
luego llevada al cine por Robert Reford bajo el título de “El rio de la vida”-
que de la lectura. Pero no se confundan, sí, hablamos de lectores y libros aunque con el bookcrossing
el paralelismo esté justificado ante esa curiosa visión del libro como carnaza.
En estos libros que se abandonan en la vía publica premeditadamente se imprime
una nota de advertencia en la que, los que idearon originalmente esta propuesta
lectora, depositan toda su esperanza, y es el ruego al lector que una vez leído el libro lo vuelvan a depositar
en la calle para que este pueda proseguir su periplo viajero hasta que “el cuerpo”, del libro se entiende,
aguante. Todo esto, pese a los años que
lleva realizándose me sigue sonando a muy utópico. Hace unos días en una gran
ciudad española se liberaron miles de
libros por distintas zonas del perímetro urbano, y una vez más nos preguntábamos
teniendo en cuenta experiencias anteriores, si todo esto servirá para algo, si algunos de esos libros
atrapará a algún lector -la principal razón de ser del proyecto-, o como
sospecho cientos de ellos desaparecerán destruidos por gamberros, o simplemente desaparecerán del
circuito cuando algún lector avispado decida dejarlo en alguna estantería de
casa de la que jamás saldrán. Si esta
sospecha mía se acercara a la realidad
sería para preguntarse acto seguido, si no hubiera sido mejor distribuir
estos miles de libros entre las bibliotecas públicas donde se garantiza el préstamo público, y que
los libros una vez leídos serán devueltos para seguir sirviendo a los lectores.
Los tiempos que corren, no haría falta recordarlo, son poco
favorables para experiencias, que pese a los años, no terminan de mostrar sus potenciales
beneficios. Hace algunos años, cuando surgió esta práctica, fue algo llamativo
y original, pero habida cuenta del desastre de cada nueva “liberación“ de libros de la que nos enteramos, sería
bueno que no insistiéramos en tanta “pesca con mosca”. Ramón Clavijo Provencio
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
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