Es una realidad contrastada: los libros
pierden terreno en un escenario donde la imagen se lleva el protagonismo. Paul Auster nos rememora en su último
libro –Informe del Interior, Anagrama- un mundo que ahora languidece.
Un mundo en el que la literatura ocupaba para los niños una relevante parcela,
junto al cine. Auster nos escribe en el mencionado libro, entre otros asuntos,
sobre las sensaciones que le produjo el visionar la película El increíble
hombre menguante, basada en un libro de Richard Matheson. En aquellos
tiempos las películas como esa te hacía acercarte a la literatura o viceversa,
de una manera natural, como si hubiera invisibles canales de comunicación entre
ambas formas de creación. Unas veces descubrías una historia que te impactaba a
través del cine; otras, era el libro el que te llevaba a la meta. Pero de una
forma u otra, el ver en el cine Los últimos días de Pompeya, como me sucedió
a mí, llevaba inexorablemente a la
novela en papel, no la excluía, o leer La isla misteriosa te hacía
desear descubrir la versión cinematográfica. Había otra forma en la que
literatura e imagen interactuaban: el mundo de la historieta. Determinadas editoriales se especializaron en dar una
versión ilustrada de grandes clásicos, y personajes como Phileas Fogg, El Cid, Tarzán
o Crusoe se convirtieron en los héroes de generaciones de pequeños, que
encontraron en las viñetas el tránsito natural hacia el universo literario.
Todo aquello pasó pero no debemos
verlo como una tragedia, es simple y llanamente una revolución. La revolución
audiovisual, la tecnología aplicada al mundo del ocio (videojuegos,
comunicaciones) y, sobre todo, Internet, han acabado con aquel placentero y pacífico
mundo. Y sin embargo cuando tratamos de poner cifras, cuántos lectores, cuántos
libros leemos al año, seguimos midiendo con los viejos conceptos de lectura y
libro. Por ello se habla de grave fractura en cuanto a la edad de los lectores,
o que es inquietante constatar cómo la hipotética pirámide de la lectura va
camino de convertirse en una pirámide invertida, pues la base, las nuevas
generaciones de lectores no van supliendo a las anteriores. Pero no hay en todo
esto ninguna tragedia, y si la hay solo sea el negar la evidencia de que estamos asistiendo al surgimiento de otro tipo
de lectores, lo que obliga a una drástica transformación del universo del libro
hasta hace bien poco inalterable. Los lectores de hoy ya no se pueden medir con
los métodos tradicionales, pues leen libros en papel (evidentemente en
porcentajes inferiores a la época que nos retrata Auster), pero también navegan por Internet a través de soportes fijos o móviles,
accediendo a múltiples y variadas formas de lectura... RAMÓN CLAVIJO
PROVENCIO,
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
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