El calendario nos adentra en el
mes de abril, mes por excelencia del libro y donde surgen por doquier conversos
a la lectura cuya fe dura lo que tarda el calendario en ir dejando atrás el día
23, fecha donde Cervantes y su novela universal El Quijote son objeto del anual homenaje. En nuestra ciudad
también estos detalles los encontramos
casi sin matices, aunque en 2015 las celebraciones primaverales en torno al libro vienen marcadas, en el caso
de Andalucía, por dos detalles muy relacionados con nuestra ciudad. Por un lado,
el reconocimiento a la jerezana Pilar Paz Pasamar como escritora del año por el
CAL, lo que se materializará con la edición de una antología, y por otro la
celebración del centenario del fallecimiento de otro paisano vinculado a las
letras como Luis Coloma. Hasta ahora ni una cosa ni otra parecen haber tenido
mucho eco en una ciudad donde el libro y la lectura siguen desempeñando un papel secundario, y
donde sólo la aparición por estos lares
de figuras popularmente reconocibles como María Dueñas, acaparan muy
brevemente y sin alardes la atención mediática. A Pilar Paz, cuya obra
injustamente no ha recibido el reconocimiento merecido, como indica el CAL,
tendremos ocasión de dedicarle la atención y el espacio que merece las próximas semanas, en cuanto a
Coloma ya lo hicimos hace otras tantas. Pero en todo caso, la ciudad y sus gentes parecen ajenas a estas efemérides a las que
sigue sin mucho entusiasmo pese a esos matices locales, como han vivido ajenas
un año más a ese 2 de abril, donde recordando a Andersen celebramos el Día del libro infantil y
Juvenil, por cuya difusión tanto hace
desde estas mismas páginas el profesor García Oliva. Pero cuando la
realidad diaria es la de las bibliotecas escolares o públicas languideciendo
ante la falta de atención o de medios, las administraciones de perfil priorizando otros asuntos y los lectores
agrupándose casi en secreto en
clubes, como en un intento de autoprotección ante una sociedad hipócrita ante la lectura, abril, el mes del
libro va quedando como una molesta
efemérides que a duras penas sobrevive entre el potente, este sí, calendario
festivo local. RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO
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