Leo un esplendido artículo publicado en El
País –“Genios replegados” de Rubén
Amón- recordando al compositor finlandés
Jean Sibelius en el 150 aniversario de su nacimiento, en el que nos escribe
sobre el cansancio intelectual que
invade al compositor en plena madurez y éxito, que provocará finalmente su incapacidad para
componer más. Me hizo recordar el mencionado texto aquel lejano verano en Los
Barrios, la población natal de mi padre y donde año tras año pasábamos la
familia la temporada estival, en el que lo acompañé a visitar a un antiguo amigo de juventud al que
conoció en Tánger (en la imagen), y que por entonces, mediada la década de los
setenta del pasado siglo, volvía a España para instalarse en la mencionada
localidad del Campo de Gibraltar.
Recuerdo aquella casona de dos pisos, sobre todo el huerto de la parte
trasera, donde se había instalado aquel singular personaje, correcto pintor
paisajista –uno de sus lienzos reproduciendo un colorido paisaje de la ciudad
marroquí de Tetuán presidió durante años el salón de la casa paterna- aunque él
se autotitulaba por encima de todo escritor. Si bien contemplé, y en algunos casos
admiré algunas de sus pinturas, jamás supe de
sus libros, pese a que en su casa junto a los lienzos aparecían
enmarcadas algunas fotografías del propietario de la casona con escritores
relevantes –como supe años después- Truman Capote, Gerard Brenam o Paul Bowles
viejo conocido de su etapa norte africana. Aquella visita de adolescente pronto
pasó al olvido, entre otras razones porque el excéntrico personaje, después de
una larga espera en el salón de aquella casa al que nos hizo pasar una vieja
asistenta, finalmente no apareció ante el enfado de mi padre. Años después volví
a tener noticias de él, cuando en una breve carta se despedía de mi progenitor
tras algunos años en Los Barrios, en pos de la “energía vital para escribir”, se justificaba, y que al parecer no
encontraba en aquel lugar –como tampoco antes, según me comentó mi padre, en Tánger
y en tantos otros sitios- y lo tenía frustrado, pese a que esa energía no le
faltara –aunque por lo visto ello no lo consolaba- para seguir pintando
paisajes notables. Sin duda este hubiera sido un caso atractivo a estudiar para
mi admirado y recién desaparecido doctor
Oliver Sacks. Pero casos como este que les narro abundan en la historia
de la cultura. De algunos ya da cuenta Rubén Amón en el artículo mencionado al
comienzo de estas líneas: Rimbaud, Dashiell Hammett, Salinger, Melville… Todos
parecidos pero a la vez todos singulares y que por ello despiertan curiosidad
o atracción científica sobre
historias unas veces trágicas y delirantes, otras extrañas e inexplicables y
algunas, incluso, dignas de una opereta.
RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
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