Me ha sorprendido, a
raíz de la publicación de mi último artículo en estas páginas -El libro vigilado- el interés de algunos
lectores por la realidad cultural de Jerez en los primeros años de la
posguerra. Es cierto que sigue siendo este un periodo en penumbras, con muy
pocos estudios, y los existentes son tan específicos y tan escasos que aún resultan insuficientes
para dar una visión de conjunto del periodo al que nos referimos, sobre todo el
del denominado primer franquismo (1939/1953). Es esta una de las razones por
las que nos enfrentamos a un periodo fascinante para la investigación, y en lo
que se refiere a la cultura –en concreto al mundo del libro- aspecto en el que
estoy hurgando con fervor, no dejan de sorprenderme datos que van surgiendo y
que poco a poco ayudarán a recomponer el mencionado periodo. A medida que avanzo
en esta investigación me convenzo más de que esta guerra, la guerra del libro de la
que les hablaba antes, fue tan virulenta y destructiva, como hoy resultan
desconocidos sus acontecimientos más significativos y quienes lo protagonizaron.
Y sin embargo detrás de muchos de esos
acontecimientos y ciertamente de las
decisiones y acciones de sus protagonistas, se encuentra sin duda la respuesta
a ciertos detalles singulares que conforman en la actualidad el paisaje cultural de nuestra ciudad en torno al
libro. En esa guerra del libro –que
paradójicamente es más virulenta cuando finaliza la guerra real- y sobre la que
lentamente vamos escarbando hubo héroes y
traidores. Descubrimos con sorpresa delatores, también personajes de los que hasta hoy no empezamos a conocer
las trascendencia que tuvieron algunas de sus decisiones, y que traspasaron la esfera local. En esta
fauna variopinta no faltaron los arribistas que montaron grandes colecciones
bibliográficas a costa de la desgracia de otros, y relevantes personajes de la
cultura que o no pudieron hacer nada o prefirieron mirar para otro lado. Pero
como les decía antes, también hubo héroes. La mayoría anónimos, como aquellos
que jugándose el tipo y la hacienda ayudaron a los propietarios del Kiosco de
prensa y libros que a comienzos de los años cuarenta estaba frente a la
estación de ferrocarril. Un kiosco que fue desmantelado y sus cientos de libros empaquetados y
puestos a buen recaudo una noche cualquiera de 1940. Cuando el batallón de
milicianos que fue enviado a la mañana siguiente a requisar los libros
prohibidos que se decía se despachaban en él, sólo pudieron encontrar estantes
vacíos. De sus propietarios - ya se
imaginarán el empeño de las autoridades por localizarlos-, nunca más se supo.
Afortunadamente para ellos. RAMÓN
CLAVIJO PROVENCIO
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
No hay comentarios:
Publicar un comentario