“Father, tú que sabes algo de esto, en
tres minutos profundízame en el tema “mujer y literatura”. Treinta años de
estudio definidos en “algo de esto”, una tesis doctoral y varios artículos
publicados en revistas especializadas reducidos a “tres minutos”. Mi hija sin
duda tiene una tan natural como admirable capacidad para la concreción, la
reducción y el menosprecio. “Venga. No te enrolles. Tres minutitos, que es el
tiempo máximo en que un hijo puede aguantar a su padre”. Demoledor. Pues
precisamente hace poco me topaba (mi hija: “¿me quéee?”) con el discurso XVI
del Teatro Crítico Universal (1726) de fray Benito Jerónimo Feijoo (mi
hija: “¿de quiéeen?”), el gran ilustrado, en el que aborda la defensa de la
mujer; es decir, una pieza más que añadir a esa corriente que se pierde en la
noche de los tiempos literarios, que es el profeminismo; corriente que nace en
oposición a su contraria: la misoginia. Porque si en la época medieval ya
contamos con buenos ejemplos de ambas corrientes, no menores en número y en
calidad nos encontramos en los siglos siguientes, hasta desembocar en este
discurso de Feijoo, que algunos tanto han destacado y ensalzado (“¿Ensal
quéee?”) quizá por el papel y la trascendencia en la vida social que empezaba a
desempeñar la mujer en un siglo, el XVIII, en el que se incorporan
definitivamente a la vida y a las actividades hasta ese momento reservadas a
los hombres, en consonancia con ese
espíritu reformador que caracteriza a este siglo. La línea argumentativa
del discurso de Feijoo apenas dista de los diálogos o tratados renacentistas
que abordan el mismo asunto: exposición-defensa de las mujeres en algún aspecto
(valentía, discreción, prudencia, etc.) en comparación o igualdad con los
hombres, con la cita de autoridades y la aportación ilustrativa y aleccionadora
de ejemplos célebres, mujeres famosas por el aspecto tratado. Nada, por tanto,
novedoso en cuanto a la estructura nos presenta el texto de Feijoo, pero sí, en
cambio, en la intención, porque Feijoo
con su defensa de la igualdad de entendimiento y otros valores y virtudes, como
también defectos, entre hombres y mujeres, renueva y extiende al marco social
una polémica que antes había reducido su campo de actuación solo a la
literatura; y como ejemplo de ello véase el magnífico y emotivo prólogo A quien leyere, todo un manifiesto a
favor de la igualdad de sexos que adquiere en estos atribulados tiempos una
asombrosa actualidad, que la novelista María de Zayas antepone a sus Novelas amorosas y exemplares de 1637.
Hoy en día si una literatura antifeminista es obviamente impensable, de la
misma manera el profeminismo no tiene sentido si sigue siendo solo literatura.
Feijoo en esto nos enseña el camino: la reforma de la sociedad, a través de la
educación. “¡Tiempo! –grita mi hija- Ya han pasado los tres minutitos y estoy
exhausta. Hasta el mes que viene no me toca otra vez. No sé si podré con ello”.
Lo dicho: demoledor. José López Romero.
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
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