Los libros que nunca he escrito
George Steiner.
Debolsillo, 2011.
Llevo ya unos años que
para mí el verano empieza cuando inicio la lectura de un libro de George
Steiner. El primero fue lecciones de los
maestros y este año ha sido Los
libros que nunca he escrito al que se alude en el artículo anterior. Volumen
que recoge una serie de trabajos o ensayos de variada temática pero que tienen
como denominador común la reflexión siempre autorizada de uno de los grandes
pensadores del siglo XX. Steiner nunca me defrauda porque en sus escritos se
destaca la voz de un hombre comprometido con su tiempo, con todos y cada uno de
los problemas, los grandes y pequeños conflictos de la humanidad y que tantas
desgracias nos han causado. Compromiso del profesor, labor de la que se siente
muy orgulloso, que reflexiona sobre los sistemas educativos, o como judío sobre
la inveterada persecución a que su religión ha sido sometida. El próximo verano
otro Steiner, sin duda. J.L.R.
Arenas movedizas
Henning Mankell.
Tusquets, 2015.
Si tuviera que
decidirme por un término para definir las impresiones y sensaciones que me ha dejado
este libro tras su lectura, sería sin dudarlo la de emocionante. Alejado de sus
historias africanas o de las del personaje que le dio justa fama, el comisario
Wallander, Mankell decide ahora centrarse, dejar testimonio de la otra realidad
a la que se enfrenta, tras habérsele diagnosticado un cáncer recientemente.
Pero no se confundan, no es este un libro que gire sobre la enfermedad, aunque
sea esta la que provoca un deseo irrefrenable del autor de plantearse
cuestiones que a todos nos preocupan: el paso del tiempo, los recuerdos, el
miedo…En cada capítulo Mankell nos narra con su habitual maestría exenta de
artificios, una historia real que de una manera u otra vivió personalmente y
tras las que trascienden preguntas que buscan respuestas. R.C.P.
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