sábado, 17 de diciembre de 2016

PASIÓN Y PAISAJE

Con este título el poeta y profesor Jacobo Cortines presentó este mismo año en curso su poesía reunida (1975-2016). En la extensa e interesante “Adenda” final (“huellas de la creación”) Cortines va desvelando, a modo de diario, su proceso creador, las circunstancias que rodean la composición de muchos de sus poemas y, sobre todo, la lucha individual –pero en realidad universal- del poeta con la materia poética para hacerse con una voz personal. La finca familiar en Lebrija, “Micones”, los paisajes marineros vistos y sentidos desde la urbanización portuense de El Manantial, y especialmente la ciudad de Sevilla, en la que vive y en cuya universidad ha ejercido la docencia como profesor de Literatura Medieval, y por último su anhelada y soñada hacienda “El labrador” (magnífico el poema “Nombre entre nombres”), son los espacios en los que Cortines se inspira y trabaja para cincelar sus versos. El contacto tan íntimo con la naturaleza, campo y mar, pero también con los paisajes urbanos se dejan notar en unos poemas que tienen como constante esa relación entre sentimiento e imágenes y motivos naturales (pájaros, flores, árboles) o las calles y plazas de la ciudad, y también con el paso del tiempo; pero otras veces es solo al hombre y su doloroso vivir al que escuchamos y que él mismo desnuda en ese diario final. Poemas como “Reflejo en la ventana (autorretrato)”, o “Declaración”, o “Buenas noches”, por poner algunos ejemplos nos muestran su proceso de introspección. Sin olvidar tampoco la corriente social, el compromiso del escritor con su tiempo, en este caso ante la guerra (“Europa”). Finalmente, tanto en la esclarecedora introducción como en la “Adenda”, Cortines señala como punto de inflexión de su poesía la “Carta de junio” dedicada a su padre, un poema en tercetos endecasílabos que sin duda es el gran poema del libro. Cortines, fino traductor de Petrarca, nos deja un poemario de mesilla de noche. José López Romero.

No hay comentarios: