sábado, 3 de diciembre de 2016

PATRIA

Hay libros que no puede uno dejar pasar. Sin saber bien por qué, entre la marabunta amenazante que  nos sobrepasa, de repente destaca un título y uno siente la necesidad imperiosa de asaltar sus páginas, esperanzado y a la vez temeroso de acertar o errar en esa búsqueda incesante del  lector tras la buena literatura,  cada vez  más esquiva. Algo de eso me ha sucedido con ‘Patria’, la nueva novela de Fernando Aramburu, autor al que habíamos  perdido la pista desde aquel excelente ‘Años lentos’ publicado hace tiempo.  Tratar de explicar la atracción hacia un libro antes de leerlo puede ser compleja, o simplemente inexplicable. Otros libros, como ‘Patria’, que me he ido encontrando y seguiré encontrando en mi periplo de lector, también firmados por un escritor de prestigio, y que  trasladan al lector historias que  gozan del beneplácito unánime de público y crítica,  sin embargo no han logrado captar mi atención hacia ellos o, en todo caso, si finalmente los llegué a ojear o leer, lo fue más obligado por razones profesionales y de opinión que por atracción. Con ‘Patria’, como antes con ‘El mapa y el territorio’ de Houellebecq, ‘Némesis’ de Philip Roth, ‘La Fiesta del Oso’ de Soler o ‘Un año en la otra vida’ de José Mateos, entre otros,  todo vuelve a suceder de una forma tan natural como inexplicable, y en  mi simbiosis con el libro no han intervenido ni comentarios o escritos ajenos, ni tan siquiera el grato recuerdo que me dejó como lector aquel libro de Aramburu que antes mencionaba. ‘Patria’ una novela literariamente perfecta, nos hace llegar una historia pegada a un territorio y pese a ello sortea con maestría el riesgo del localismo para convertir un paisaje reconocible  en el escaparate de los valores y las miserias humanas universales. Pero no, no son estas breves líneas una reseña de esta singular novela, sí en cambio las que quieren dejar testimonio de ese misterio, el de volver a toparme con otro de esos libros que uno no puede dejar pasar, de esos que sin saber por qué te arrastran a asaltar sus páginas y reencontrarte con la cada vez más esquiva literatura. RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO

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