“-Pá. Ya sé cómo nos
vamos a hacer ricos”. Mi hijo siempre preocupado por los aspectos espirituales
de la vida. “Ya sabes que ahora me ha dado por las novelas policiacas” (¡claro
que lo sé! La madre, una blanda, no para de comprarle novelitas al niño). “Y después
de unas diez que llevo, el método es el mismo, y como dice mamá: conocido el
método… Pues bien, lo primero, el muerto, lo segundo el detective o policía, o
mejor, una pareja de ellos, después la trama, y si esta es por intereses
económicos o políticos, perfecto, y completan los personajes los típicos y
siniestros asesinos a sueldo y los cabecillas cínicos y despiadados; desenlace
final y a forrarnos”. Un discurso que, como puede comprobarse, desprendía
literatura por todos sus poros. Y aunque parte de razón no le falta a mi hijo
en lo que al método se refiere, porque buena parte del género negro está
cortado por el mismo patrón, la categoría literaria de unos y otros autores
marca la diferencia entre una buena novela y otras que podemos tirar a la basura
sin remordimiento alguno. No es lo mismo, ni comparable, un González Ledesma
que un Stieg Larsson. Y en esto de lo policiaco ha sido tanto el furor de la
moda que todos (y cuando digo “todos” me refiero al género humano y no sé si
incluir también al animal, porque hay novelas por ahí que no son humanas) se
han lanzado a la frenética carrera de escribir un relato negro, y ¡así han
salido algunos!. De tal manera que no hay país casi en el mundo que no tenga un
buen elenco de escritores dedicados a la novela policiaca. Por mi parte, también debo entonar el “mea
culpa”, aunque compartido con mi amigo y compañero de página, Ramón Clavijo.
“Bueno, y a todo esto, ¿a mí en qué me afecta “tu método” y tus ganas de
forrarte?” “Pá, está claro. Yo pienso y tú ejecutas. Ya sabes, el principio
universal de la idea y la acción.” “Entonces, si no he entendido mal, tú me
cuentas la historia que te inventes y yo escribo la novela”. “Y vamos a 70-30.
Ya estoy viendo la trilogía. Un pastizal, Pá.” “¿Y por dónde andas de la
idea?”, “¡si empezamos con presión…!”. José López Romero.
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
No hay comentarios:
Publicar un comentario