viernes, 7 de junio de 2019

PASIÓN POR LOS VIEJOS CÓMICS


Pasé una mañana entretenida. Hacía tiempo que no me marchaba de un mercadillo con la satisfacción de haber encontrado y adquirido algo interesante. En este caso algunos singulares materiales bibliográficos: dos ejemplares de Roy Rogers, un libro de la colección “Héroes” de Bruguera y por fin, quizás el que más satisfecho me había dejado, uno de los primero números de  ‘Pumby’, aquella publicación semanal que hizo las delicias de los más pequeños a mediados del pasado siglo,  generación que creció en los inicios de la televisión  y todavía alejados de la revolución que significaría la era digital. En este caso el mercadillo que había visitado era el que todos los domingos se levanta alrededor del edificio de Correos, anexo a la plaza de Las Flores de Cádiz. Ya lo conocía de alguna visita anterior, pero nunca tuve la suerte de encontrar aquel puesto abarrotado de viejos cómics, un material no precisamente fácil de encontrar, sobre todo si lo que buscamos como es mi caso, son ejemplares anteriores a los años 80 del pasado siglo.  Con este material bibliográfico ha pasado algo parecido a lo sucedido con la prensa hasta bien entrado el siglo XX. Es decir, al ser un material efímero y de rápido consumo   no se tuvo durante muchos años en cuenta la importancia de su conservación, algo que vendría mucho después. Así, de la misma manera que de históricas cabeceras de prensa es muy difícil encontrar colecciones completas, y en algunas incluso ejemplares, de estos cómics antiguos de los que les hablo y que siempre ejercieron sobre mí una especial fascinación, sucede otro tanto. Hoy día es complicado encontrar ejemplares de según qué colecciones, lo  que ha favorecido la edición de facsímiles. La búsqueda hay que realizarla más que en librerías de viejo, en colecciones de particulares que acepten el trueque, o en mercadillos. Qué duda cabe que el éxito de la actual novela gráfica ha devuelto el interés por el cómic en general, y en cierta manera por sus orígenes, y no son pocas las instituciones culturales y bibliotecas públicas las  que, a la vez que coleccionistas particulares, tratan de completar sus  escasas  colecciones para ponerlas a disposición de sus usuarios, lo que vaticinamos representará una grata sorpresa para las nuevas generaciones de lectores. Ramón Clavijo Provencio.



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