viernes, 25 de noviembre de 2022

LA II REPÚBLICA Y EL FOMENTO DE LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS. JEREZ

Tras la proclamación de la II República en 1931, hay una serie de iniciativas culturales de gran relevancia, algunas orientadas al fomento de la lectura y la potenciación de los centros bibliotecarios. Entre ellas  estarían la creación del Patronato de las Misiones Pedagógicas y que incluye un interesante apartado que hace especial hincapié en “el establecimiento de Bibliotecas populares, fijas y circulantes…” Pero también habría que destacar el decreto de 7 de agosto del 31 que proclama la creación de bibliotecas escolares con el carácter de públicas, lo que de alguna manera seguía la  línea de lo que intentaron los gobiernos republicanos durante el Sexenio Democrático. Pero el esfuerzo legislador no decaerá y así el 22 de agosto de 1932  se establecía  “que todas las bibliotecas estatales o locales dependientes del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, debían crear una sección circulante para prestar libros a aquellos que lo solicitaran”. A tal fin se creó la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para Bibliotecas Públicas (J.I.A.L.), cuyo principal objetivo fue dotar a las bibliotecas públicas de los libros necesarios para poder cumplir con el servicio de préstamos. Finalmente el 31 de agosto de 1932 se aprobaba el Decreto de creación de Bibliotecas Públicas municipales,  Decreto que trataba de regular a través de la recién creada J.I.A.L., el anhelo de muchos municipios carentes de servicios bibliotecarios y donde no se había  consolidado una biblioteca popular, tras la promulgación del ya lejano Decreto de creación de bibliotecas populares de 1869. En Jerez, el Consistorio tratará de ejecutar las nuevas disposiciones republicanas centralizándolas en la Biblioteca Municipal, donde el nuevo bibliotecario Manuel Esteve, que sustituye a Luis Pérez Roldán en 1931, además de potenciar las adquisiciones bibliográficas lanza una serie de iniciativas, que se encarga de publicitar en prensa, y que tendrán un singular éxito: en 1935 dicha biblioteca alcanzará  los  12.500 usuarios  (frente a los apenas 9000 del inicio de la década), cifra que ya no se volvería a alcanzar hasta algunos años después de finalizada la Guerra Civil. Ramón Clavijo Provencio

 

 

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