LECTORES SIN REMEDIO

Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.

viernes, 6 de octubre de 2023

FRUNCIR EL CEÑO

Me encuentro en Internet una página web titulada “Escuela de escritores” en la que se recomienda no usar expresiones como “piernas torneadas”, “pechos turgentes” y “fruncir el ceño”, a las que se añaden otras expresiones (“silencio sobrecogedor, espiral de violencia, las lágrimas acudiendo a los ojos, marco incomparable, mar de dudas, mirada cómplice”) que lejos de mejorar el estilo de los escritores principiantes, acaban estos por caer en clichés vacíos de contenido e intención, que sólo delatan ante los lectores el poco esfuerzo, la escasa imaginación del creador. Nadie está a salvo del uso de estas expresiones, pero una cosa es utilizarlas y otra muy distinta abusar de ellas. Acabo de leer dos novelas en las que el abuso de “fruncir el ceño” es muy llamativo. La primera tiene su justificación: su autora es una escritora muy novel que apenas ha echado el primer diente de leche en esto de la literatura y, por tanto, desconoce los registros y mecanismos para no caer en una repetición tan molesta y que afea sin duda el relato. Habrá que recomendarle la página “Escuela de escritores”. Pero la segunda pertenece a una escritora ya reconocida y avalada por numerosos premios. Hasta quince “fruncir el ceño” le he contado a su novela, como si ni su autora ¡ni su traductora! hayan sido capaces de echarle un poco de más esfuerzo o imaginación para no incurrir en tanto “ceño fruncido”. No son nuevos estos clichés que señalaba Alejandro Marcos, el autor de la página web. Las novelas por entregas decimonónicas o, en general, la literatura popular siempre ha manejado o manoseado este tipo de expresiones vacías como mecanismo repetidor que facilitaba la labor tanto del autor, exigido por las prisas de la entrega, como de un lector poco exigente. Por ello, no estaría mal decidir la calidad de una novela por las veces en que sus personajes “fruncen el ceño” o se lanzan “miradas cómplices” o se sumergen en un “mar de dudas”, así la labor del crítico también se vería facilitada ante productos de escaso interés. Por mi parte, cada vez que vea una de estas expresiones, torceré el gesto. José López Romero.

  

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