jueves, 18 de febrero de 2010

PRENSA


- ¡Papá, he vuelto a la lectura! –me ha dicho mi hijo cuando uno de estos días lo he llamado por teléfono. “Bendito sea Dios”, fue la expresión que me salió tan espontánea que retumbó en toda la casa. “Que por mucho que lo intentes, no te va a invitar Obama”, oigo que me dice mi mujer con su particular ternura conyugal (el dulce encanto de lo femenino, por acudir al tópico). Después de los años de Secundaria en los que no faltaba un libro en la mesita de noche, mi hijo se fue alejando de la lectura en la misma medida en que fue desarrollando la parte física; el deporte (sin ser esto excusa) fue ocupando cada más tiempo, en detrimento de la lectura. Sin embargo, precisamente por su interés por el deporte no ha dejado nunca de leer prensa deportiva. ¿Prensa deportiva? ¿es esto lectura? Quizá para los excesivamente escrupulosos en esto del esforzado ejercicio de ponerse delante de la letra impresa, eso de “prensa deportiva” les suene poco menos que a sucedáneo de ínfimo valor, y una mueca de desprecio asomará en sus semblantes. Pero para los que conocemos y sufrimos a diario los efectos tan perniciosos que produce en nuestra juventud la falta de lectura, sin duda uno de los factores fundamentales del tan cacareado fracaso escolar, la prensa deportiva poco menos que nos parece el maná bíblico si a ella se aficionara buena parte de los alumnos que ahora cursan la Secundaria. No hace mucho, me comentaba un compañero y entrañable amigo que él ha llegado a utilizar el Marca en sus clases como material didáctico. Y ahora que a todos los escolares se les va a suministrar un portátil, yo insisto en la misma idea que expuse no hace mucho en esta misma página: acabemos con tantos manuales, carguemos en los ordenadores escolares la información teórica imprescindible y, sobre todo, trabajemos en clase con la prensa. ¿Efectos? Alumnos bien informados, que aprenden a reflexionar sobre los problemas actuales de todo tipo y lugar y, si la prensa es deportiva, añadimos a estos efectos beneficiosos el interés por el deporte, como aficionado y como practicante. ¿Despreciar el periódico como material de uso didáctico? El que así piense, es que no conoce o quiere volver la espalda a un problema cada vez más grave y de difícil solución: el analfabetismo funcional. “¿Y qué has leído?” –le pregunto a mi hijo. “Los hombres que no amaban a las mujeres” –me dice. Y así como en su día bendije a J.K. Rowling por haber creado a su Harry Potter, o a la saga de libros fantásticos “Dragón Lance” (sus lecturas de niño), hoy no puedo por menos que agradecerle a Stieg Larsson que haya devuelto a mi hijo a la lectura. ¿El Marca? Pues también. José López Romero.

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