sábado, 21 de abril de 2012

Jerez y el universo cervantino en el Día Internacional del Libro


Aprovechamos la inminente conmemoración, el  23 de abril, del Día Internacional del libro y aniversario de Miguel de Cervantes, para relatar brevemente las relaciones de Jerez con el universo cervantino. Y es que nuestra ciudad tiene una desconocida historia, o al menos conocida fragmentariamente, que la vincula con El Quijote y, por tanto, con Cervantes. A lo largo de los años, una serie de iniciativas inspiradas por la obra cervantina fructificaron en singulares proyectos culturales que, lejos de la traca y el artificio a los que tan inclinados somos en este país cuando de conmemorar algo se trata,  hoy sí convendría recordar. Nos referimos , por ejemplo, a Ramón León Mainez, que pese a ser el fundador y director de la “Crónica de los Cervantistas”, primera publicación dedicada en nuestro país al estudio de la obra de Cervantes e impulsor de la primera edición jerezana de El Quijote (1903, talleres de la litografía jerezana), sigue siendo un gran desconocido para sus paisanos. No menor es el olvido sobre la labor de dos creadores y maestros de la ilustración: Teodoro Miciano Becerra y Carlos González Ragel. Al primero se le debe el haber impulsado la edición de la que fue calificada como la primera edición española de gran bibliofilia del Quijote. Ilustrada por el propio Miciano, y con el concurso de los también jerezanos hermanos Jurado (que poseían una imprenta en la plaza de Silos). Dos décadas necesitaron para sacar los cuatro volúmenes que contenían las 435 imágenes (en la ilustración una de ellas) con las que Miciano reinterpretaba el Quijote.  El caso de Carlos González Ragel es el más atípico de los que traemos en estas apresuradas líneas, y es que su excepcional interpretación del Quijote a través de la pintura no fue un proyecto consciente y metódico. Artista excepcional, nacido en Jerez en 1899, sus crisis maniaco-depresivas y el alcohol frustraron finalmente la que pudo ser una brillante carrera. Lo único claro en esta particular historia es que, Carlos González Ragel, un interno más del sanatorio de Ciempozuelos (Madrid), a comienzos de la década de los años 60 del pasado siglo, pinta más de veinte escenas inspiradas por el Quijote. Obras realizadas en un estilo que se llega a denominar esqueletomaquía. Para finalizar este recorrido tenemos necesariamente que recordar que un 23 de abril de 1873, aniversario de Cervantes,  se inauguraba la Biblioteca Municipal jerezana, y curiosamente nadie cayó en la cuenta de que entre los libros que atestaban las estanterías no existía ningún ejemplar del Quijote. Hoy, 139 años después, no solo se reparó aquel imperdonable olvido, sino que  alberga la más importante colección patrimonial de ediciones del Quijote,  de entre las existentes en las bibliotecas públicas andaluzas. Ramón Clavijo Provencio

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