LECTORES SIN REMEDIO

Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.

viernes, 22 de mayo de 2015

MUÑECAS HINCHABLES

Acababa de terminar el artículo que dediqué hace unas semanas a aquella obra de arte “el vaso medio lleno”, en el que reflexionaba sobre el fraude en el arte moderno, cuando cae en mis manos El chico de la última fila de Juan Mayorga, una más que recomendable obra de este reconocido hombre de teatro. Y en ella, al hilo de las relaciones o redacciones entre profesor y “chico de la última fila”, Germán (el profe) mantiene ciertas discusiones con su mujer, Juana, quien gestiona una galería de arte moderno, cuyos dueños están a punto de cerrar por ser un negocio ruinoso. No es para menos. Germán le reprocha a Juana la exposición de muñecas hinchables, a lo que su mujer le recrimina que dicho de ese modo parecería que había convertido la galería en un sex-shop, cuando una muñeca “llevaba la cara de Stalin, otra la de Franco... Tenía un sentido”, para apostillar finalmente “Para quien quisiese vérselo.” Pero aquí no queda la cosa. Ahora Juana, para levantar el negocio y mantener su puesto de trabajo, está preparando una exposición de “objetos normales, pero manipulados para producir un extrañamiento”. Entre ellos, Germán cuenta un ventilador o un reloj pero con trece números, que Juana explica del siguiente modo: “el artista interviene en el espacio doméstico poniendo de manifiesto rasgos que, de tanto verlos, ya no percibimos…” Pero lo que ya deja patidifuso a Germán es “la pintura verbal”, “la voz del autor describiendo un cuadro”. El artista ha pintado previamente doce acuarelas, ha grabado en un cd sus descripciones y, una vez terminado dicho proceso, las ha destruido; y su propuesta final consiste en colgar de la pared unos auriculares o en un marco vacío, así los oyentes del cd se convierten en cocreadores de un cuadro que se describe con palabras pero nunca se verá. Germán no resiste más las moderneces de arte que pretende vender su mujer, y concluye: “si para salvar la galería tienes que exponerme en una vitrina, aceptaré el sacrificio. Pero no me pidas que me deje tomar el pelo”. Conclusión: Germán también ve el vaso medio vacío. José López Romero.


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