LECTORES SIN REMEDIO

Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.

viernes, 12 de octubre de 2018

TUFO


Cuando leyó aquello en el periódico local, saltó como un resorte de su butaca, fue al cuarto de baño y se lavó a conciencia las manos, se olisqueó la ropa. No encontró olor que no fuera el suyo o del jabón del lavabo. “Hay que acabar con todo lo que huela o suene a Pemán”, habían proclamado los grandes jefes, y él, que gastaba fama entre los suyos de ciudadano ejemplar, no podía permitirse que de nada ni de nadie de su familia pudieran sospechar que oliesen o sonasen a Pemán, lo que habría supuesto graves y terribles consecuencias. Por eso, las instrucciones a su mujer y a sus dos hijos fueron precisas: había que extremar la limpieza para no oler ni lejanamente a Pemán y mucho cuidado con los sonidos. Para ello y para curarse en salud, cambiaron el ambientador del hogar y el suavizante de la ropa por la marca “la flor de mi secreto”, una fragancia insulsa pero libre de toda sospecha. Al cabo de unos días, su hijo mayor le contó que el maestro había expulsado de clase a un alumno por oler a Pemán que apestaba, y que él y unos cuantos amigos lo habían esperado en el recreo, le habían quitado el bocadillo y le habían dado unas cuantas collejas. ¡Bien hecho!, fue la respuesta de aquel ciudadano modelo, padre también ejemplar. Y ya incluso se confirmaba que había habido depuraciones en su trabajo; una compañera había sido despedida porque el jefe la había acusado de que el motor de su coche tenía un cierto sonido a Pemán. Y cuando vio en los periódicos la foto del jefe supremo que no tenía escrúpulo alguno en negociar con criminales y golpistas, y al que habían pillado en algún que otro fraude (¡envidia de enemigos!, lo justificaba), se dijo para sí extasiado en la contemplación de la imagen que aquel eximio doctor nunca olería a Pemán. Un día, su hija pequeña le preguntó a bocajarro: “Papá, ¿a qué huele o suena Pemán?”. Él por única respuesta solo acertó a decirle: “No sé, hija. Pero tú calla y obedece”. José López Romero.



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