Como
no podía ser de otra manera, y es sobradamente conocido, son incontables las
ediciones que a lo largo de los siglos la imprenta ha ido lanzando del “Ingenioso
Don Quijote de la Mancha”, de D. Miguel de Cervantes, desde que saliera la
primera en el año de1605 de los talleres de Juan de la Cuesta en Madrid, por
cierto impreso muy descuidado y lleno de erratas que no impidió su rápido
éxito. De todas ellas hay dos que tienen una especial vinculación con Jerez. De la primera yo escribía en el año 2015: “Ramón León Mainez, prácticamente ignorado
por la historia oficial de la ciudad que le vio nacer, fue el promotor de la primera edición jerezana del
Quijote. Un proyecto ambicioso, tanto que de los dos volúmenes en edición de
lujo que se componía el proyecto original, solo se llegó a publicar el primero
en los talleres de la Litografía Jerezana en 1901” (Jerez y el Quijote. Ayuntamiento de Jerez, 2015). Esta edición,
aunque es hoy día considerada una rareza y son pocos los particulares y bibliotecas
que la posean, tenemos la suerte de contar con ella entre los fondos
custodiados en la Biblioteca Municipal jerezana. Pero es la edición que saldría
de los talleres de los Hermanos Jurado, en la plaza de Silos de Jerez, allá por
la década de los cuarenta e ilustrada por Teodoro Miciano, la que ha sido una
gran obsesión para muchos. El proyecto que finalizaría en 1967 - cuatro volúmenes ilustrados con 435 imágenes salidas del genio
de Teodoro Miciano- ha sido desde entonces el santo Grial que han perseguido
muchos obsesionados bibliófilos, coleccionistas, libreros y bibliotecarios. De tiempo en tiempo se
oferta a través de una librería de viejo, alguna edición, rara vez completa,
por muchos miles de euros. En realidad tras editarse, en Jerez quedaron pocas
colecciones completas de la obra, y hoy no tenemos constancia de que figure
entre los fondos de alguna biblioteca de la ciudad. La Municipal de Jerez no
posee tan preciada edición, también una obsesión para sus bibliotecarios entre
los que me encuentro, y que sin duda
sería por muchas razones la guinda que enriquecería la ya magnífica colección
de ediciones del Quijote que esta centenaria biblioteca conserva. RAMÓN CLAVIJO
PROVENCIO
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