viernes, 8 de abril de 2022

LECTURAS MUY PERSONALES SOBRE EL VINO DE JEREZ

Qué duda hay que entre los libros de culto en torno al “jerez”, sigue destacando el ‘Jerez, Xerez, Sheris’ de Manuel María González Gordon. Fue este libro el que desbancó al que hasta ese momento era referencia obligada para los lectores y curiosos interesados en conocer este universo, y que durante tanto tiempo fue el ‘Noticias sobre la historia y el estado actual del cultivo de la vid’ de Diego Ignacio Parada y Barreto. Volviendo al de González Gordon, recuerdo que  el acto de presentación en Jerez de  su última reedición en el año 2005, y que contó con la intervención del historiador Hugh Thomas, congregó a cientos de asistentes, lo que puede resultar sorprendente para un libro cuya primera edición data del lejano 1935, detalle que quizás se explique porque su lectura hoy sigue siendo igual de cautivadora que entonces. A estas alturas ya habrán adivinado que estas líneas van de recuerdos, de buenos recuerdos lectores, por lo que volviendo sobre estos, me viene a la memoria otra publicación, ‘Xerez’, que en formato de revista me cautivó cuando en mis inicios de bibliotecario la descubrí entre los fondos de la Biblioteca Municipal de Jerez. ‘Xerez’ fue un proyecto de Luis Pérez Solero que pretendía en doce entregas plasmar el rico universo vinícola de esta ciudad. Finalmente, solo saldrían dos números “Visitando la  Bodega” y “La Campiña jerezana”, que pese a sus maravillosos textos y sorprendente material gráfico, hoy solo son una rareza bibliográfica. En estos apresurados recuerdos de lector también hay espacio para la desilusión, pues fue eso lo que quedó de lecturas como ‘La Bodega’ de Blasco Ibáñez, ‘La gran borrachera’ de Manuel Halcón o la ‘Vida y milagros del vino de Jerez’, libro curioso y divertido pero poco más, de José y Jesús de las Cuevas, pero que me conduciría a sus novelas en torno al jerez. Luego vendría la maestría de Pemartín con su ‘Diccionario del vino de jerez’ y el esplendor de Bonald en ‘Dos días de septiembre’, pero también ese ‘Jerez de los bodegueros’ de Francisco Bejarano, donde la historia y la literatura se funden para brindarnos una visión fascinante de una ciudad cuya razón de ser es el vino. Este último libro lo leí al unísono de ‘Sherry’ de Julián Jeffs, y hoy me resulta divertido recordar cómo libros tan distintos, permanecen ya  como compañeros de viaje en mi memoria. Pero los libros no se detienen empeñados unos más que otros en dejarnos alguna muesca de su paso por nuestras vidas, como es el caso, de ‘Viaje sentimental en torno al jerez’ del que es autor José Vicente Quirante. Me ha traído este libro al instante, ecos de aquellos escritos que nos dejaron los viajeros románticos que recorrieron nuestra ciudad atraídos por el jerez, y donde los sentimientos generados por su descubrimiento superaban, para gozo de los lectores, a cualquier otra motivación. Ramón Clavijo Provencio. 

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