Durante la pasada semana
se han sucedido en nuestra ciudad una serie de actos vinculados a la
literatura, de trascendencia más allá del ámbito puramente local: me refiero a
la conmemoración del 75 aniversario de la muerte de Miguel Hernández. Me voy a detener
brevemente en ellos. Más de uno, ya en los prolegómenos de estas Jornadas
dedicadas al poeta, se preguntaba por la vinculación de Miguel Hernández con
nuestra ciudad para justificarlas, incluso recuerdo que en la rueda de prensa
donde se presentaban las mismas, algún periodista preguntó por el particular.
Siempre he creído que buscar esa
vertiente localista para programar o realizar algo es una premisa equivocada, y
si alguien quería comprobarlo lo tenemos en este homenaje. No existe vinculación alguna entre nuestra ciudad y el poeta, es cierto. No la visitó que
sepamos, ni dedicó a ella alguna de sus creaciones, pero también es cierto que en Jerez como en tantos lugares Miguel
Hernández arrancó con sus escritos y poemas
emociones en miles de personas. Escritos y poemas que siguen arrastrando
a su lectura a otras tantas miles, también muchas de ellas en nuestra ciudad.
No había que justificar nada más. Y lo acertado de la propuesta se puso de
manifiesto en la respuesta del público y de las colaboraciones: La espléndida
ponencia de María José Rucio Zamorano, Jefa del servicio de incunables, raros y
manuscritos de la Biblioteca Nacional, que hizo un pormenorizado repaso de los
originales que se conservan en la
Biblioteca Nacional del poeta. Fue otra manera de acercarse a la obra de Miguel
que atrapó al público presente. Luego continuarían actos en el Ateneo –con
proyecciones de audiovisuales sobre el poeta- o la Biblioteca Central –en una
noche muy emotiva donde se leyeron poemas a cargo de asociaciones culturales
como “A Viva Voz” o “Argónida”, alternándolas con la interpretación de piezas musicales
a cargo de la Escuela Municipal de Música en el apropiado marco de su Sala de
Investigadores, rodeados de libros, algunos también de Miguel Hernández. Seguiría
el concierto de Paco Moyano, cantaor, acompañado por Fernando de la Morena, que
congregó a un público entusiasta en la Sala Compañía con su propuesta titulada
“Carta a Miguel Hernández”. Al final de una semana intensa, en un acto sencillo
en el exterior de la Biblioteca
Municipal Central se descubría una placa en honor del poeta de Orihuela, entre
los acordes musicales de la Joven Orquesta Álvarez Beigbeder, por lo que aparte
de esa vinculación de los lectores de la que hablábamos antes, a partir de
ahora permanecerá en la ciudad esta otra, material, visual, que lo hará estar
más presente si cabe entre nosotros. Pero lo relevante de estas Jornadas no ha sido solamente la altura de algunas de
sus propuestas, sino la implicación de tantos particulares y colectivos
culturales en un homenaje, ya no solo
merecido sino especialmente sentido.
RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO
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