En uno de sus cuentos breves, “La
Biblioteca de la tía Judit”, Govanni Papini nos introduce en una biblioteca que
posee solo tres títulos, y pese a tan modesto contenido a primera vista, el
lector se verá convencido al final de la lectura del mencionado relato que en
ella no falta nada, cosa que nos sorprendería comprobar no siempre sucede en
muchas de las más inmensas y voluminosas bibliotecas. Esta especie de parábola
nos trata de concienciar, con la sutil y poética elegancia del autor italiano,
sobre la permanente confrontación entre lo esencial y lo prescindible que nos
asalta en cada parcela de nuestra vida. Por tanto, el relato también es un buen
ejemplo para trasladarlo al campo de la industria editorial. No es la primera
vez, y me temo que tampoco será la última, que reflejamos sobre el papel
nuestro estupor e incredulidad ante los miles de nuevos títulos que las editoriales nos ofertan año
tras año -y no incluimos en esta referencia a las reediciones, merecidas o
inmerecidas, de otro no menos despreciable número de libros-. ¿Son todos
necesarios? Parece evidente que no, pero el mercado y la industria se mueven al
parecer por otros parámetros que nunca terminaremos de descifrar. Son estas
fechas -la otra coincide con el inicio de la primavera y los actos
conmemorativos en torno al libro donde no faltan las innumerables Ferias en la que se publicitan las novedades literarias- donde
tenemos una incontestable prueba de lo que decimos. Multitud de autores
aprovechan estos días para presentar sus creaciones ante sus potenciales
lectores, y las librerías se las ven y las desean para acoger en sus
escaparates la avalancha. Todo sería una gran fiesta que saludaríamos con
entusiasmo, si no fuera porque a poco que hurguemos en los escaparates y estantes
de las librerías, en los suplementos y
revistas literarias, repasando sus listados y reseñas escritas sobre las novedades que despiden el año,
volveremos a recordar el certero relato de Papini y su reflexión sobre lo
esencial y lo prescindible. Pero no todo es negativo. Yo disfruto con ese juego
excitante cual es la búsqueda de las “perlas escondidas” entre esta ingente oferta. ¿Qué sería del placer de la lectura sin ese eterno juego?
Ramón Clavijo Provencio.
Una biblioteca es lo más parecido a un laberinto, un laberinto lleno de libros, de mundos por descubrir.En homenaje a las bibliotecas y a la lectura , preside la cabecera de este blog un dibujo del pintor jerezano Carlos Crespo Lainez: "Noche de lectura".
LECTORES SIN REMEDIO
Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.
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