viernes, 9 de noviembre de 2018

NUEVA CARTA


“Nueva carta sobre el comercio de libros” es un libro coral, es decir, de varios autores (veintiséis en total, más un prólogo de Lorenzo Silva y un epílogo de Enrique Clarós), publicado en abril de 2014 (ed. Playa de Ákaba). El título está tomado de la “Carta sobre el comercio de libros” que en 1763 publicara el filósofo Denis Diderot, que se convierte en permanente referencia de las intervenciones de todos los autores del volumen, y casi todos vienen a concluir que poco ha cambiado este siempre azaroso comercio de libros desde que el enciclopedista francés escribiera su texto; dos siglos y medio largos y nada o, mejor dicho, a peor. Y de 2014 a estos nuestros días se puede decir, los veintiséis autores lo certificarían sin dudar, que el asunto sigue igual y empeorando, y si no, ¿cuántas librerías se habrán cerrado en España en estos últimos cuatro años? Un excelente indicativo de la situación. Pero lo que destila de la mayoría de los textos incluidos en esta “Nueva carta…” es un gran pesimismo, la proposición de pocas y tópicas o utópicas soluciones y, sobre todo, mucho lamento, un cierto lloriqueo que unas veces se tiñe de ironía que por momentos deriva en cinismo, otras de una sensiblería tan torpe como incómoda. Escritores que aprovechan la ocasión para quejarse de que los editores no les pagan o les pagan tarde y mal, de que sus derechos como creadores quedan pisoteados por el todo gratis de las plataformas de descargas de libros, por la piratería, y que como todo hijo de vecino, el escritor tiene derecho a vivir de su creación que, al fin y al cabo, es su trabajo. Hasta aquí, poco o nada que objetar. Sin embargo, algunos de refilón tratan ciertos aspectos en torno a ese comercio de libros cada vez en más alarmante decadencia. Por ejemplo, los editores (según algunos autores de este libro, porque otros son también editores) ante estos tiempos (y menos en los años de crisis) no suelen apostar por autores noveles de dudosa rentabilidad, porque, se quejan, el comercio de libros se ha convertido en un negocio (¡¡!!); incluso acusan a aquellos de editar libros de muy baja calidad literaria solo por el nombre del autor o el éxito en otros países. De ahí que el lector se sienta muchas veces engañado con campañas de publicidad agresivas y no digamos con una crítica cada vez más vendida a los intereses de las grandes editoriales. Como consecuencia de ello, el autor novel busca en la autoedición o la edición digital la salida, difícil por no decir imposible, a un mercado copado por estas grandes editoriales, que dominan librerías y grandes superficies. Y sobre estas autoediciones, algunos de los articulistas se permiten comentarios despectivos y malintencionados como “como esa ama de casa que ahora es escritora de éxito” o “… los autoeditados o indies son en su mayoría escritores domingueros que garabateaban un capitulito las mañanas que no van a misa”. Pero ninguno de los participantes en el libro duda de su propia calidad literaria. Quizá en otro artículo vuelva sobre este “Nueva carta sobre el comercio de libros”, en concreto con la figura que nos dibujan del lector. De los veintiséis autores, me quedo con la firmada por Noemí Trujillo, precisamente la editora del libro. José López Romero.

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