sábado, 6 de abril de 2013

CINE Y LIBROS


Me confieso aficionado a películas interesantes sin más pretensiones, aunque el concepto de “interesante” no sea compartido en el seno familiar, donde se han acuñado expresiones como “ladrillo-Bergman” o “bodrio-Passolini” para descalificar a más de un film clásico ¡La juventud, más por atrevida que por valiente, es ignorante!. Y digo más, buena parte del cine que en los últimos años he visto responde a sugerencias de amigos y conocidos, por lo que reconozco que no puedo permitirme el calificativo de cinéfilo, sino de espectador curioso y obediente con las recomendaciones de aquellos a los que les concedo todo el beneficio de su autoridad o buen gusto. Sin embargo, procuro estar atento a las adaptaciones literarias o a las películas que tratan de libros, porque en las primeras, como lector sin remedio y espectador curioso, intento establecer la obligada comparación con el original literario, y en las segundas ver cómo trata el cine el mundo de los libros o de los escritores (interesantes me han resultado en este último aspecto, y hago memoria a vuela pluma, ‘El escritor’ de Polansky y ‘Good’ con Viggo Mortensen), o reconocer aspectos o mecanismos literarios que el guionista o el director han pasado al lenguaje cinematográfico con más o menos éxito. Y en este sentido, ya me interesó una película protagonizada por Cuba Gooding Jr. titulada  en castellano ‘Nido de cuervos’, escrita y dirigida por Rowdy Herrington (1999). Es la historia de un abogado (Cuba Gooding) que publica bajo su nombre una novela de misterio escrita en realidad por una persona a la que cree muerta. El éxito de ventas del libro despierta la curiosidad de la policía, que llega a descubrir que los crímenes relatados en la novela son en realidad verdaderos casos de asesinato que aún no se han podido resolver. Y aunque la crítica no ha sido especialmente benévola con esta película, la simple utilización cinematográfica del viejo tópico del manuscrito encontrado y apropiado por el protagonista es ya suficiente motivo para calificarla de interesante. Tópico que tiene sus ejemplos más acabados, entre otros, en ‘El Quijote’ o ‘La familia de Pascual Duarte’ de Cela, aunque con la sustancial diferencia de que los descubridores del manuscrito no se apropian del original, sino que se convierten en simples transcriptores o copistas. Y la última recomendación que me han hecho al respecto (que yo traslado aquí a cualquier espectador curioso), es la película titulada ‘El ladrón de palabras’, en cuyo reparto de actores encontramos al gran Jeremy Irons. Otra historia del manuscrito encontrado, que se apropia el protagonista (personaje interpretado por Bradley Cooper) y que se convierte en un gran éxito. Y aunque la crítica tampoco ha sido especialmente favorable con esta película (no le falta razón en cuanto a las excesivas pretensiones de las tres historias narradas en tres tiempos diferentes que no terminan de resolverse con solvencia), es una película que se deja ver, sobre todo las dos conversaciones que mantienen Irons y Cooper o la escena final entre Dennis Quaid y Olivia Wilde. José López Romero.

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