LECTORES SIN REMEDIO

Este blog tiene su origen en la página semanal de libros de "Diario de Jerez", "lectores sin remedio", que llevamos escribiendo desde el año 2007. Aunque el blog no es necesariamente una copia de la mencionada página, en él se podrán leer artículos que aparecen en ella. Pero el blog, por supuesto, pretende ser algo más... Los responsables son los dos lectores sin remedio, de los que facilitamos la siguiente información: Ramón Clavijo es Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla y es actualmente Técnico Superior Bibliotecario del Ayto. de Jerez de la Frontera. Está especializado en fondos bibliográficos patrimoniales. José López Romero es Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y actualmente es Catedrático de Lengua y Literatura en el I.E.S. Padre Luis Coloma de Jerez de la Frontera. Especializado en la literatura dialógica del s. XVI y en la novela del s. XIX.

sábado, 17 de octubre de 2015

VECINDARIO

“Vecindario tranquilo, horizontal y florido”, así define el excelente escritor francés Philippe Claudel el cementerio que tiene enfrente de su casa familiar, es decir, el paisaje que ha visto durante buena parte de su vida. Me sorprendió la definición incluida en su libro ‘Aromas’, por la obviedad de sus tres adjetivos y, por ello, por la forma tan natural de referirse a un tema que a todos siempre nos produce cierto escalofrío: la muerte. Y es que cuando se convive (vecino) tan de cerca y tan habitualmente hasta con los asuntos o circunstancias más aterradoras, estos pierden el sentido trascendente o macabro. Los médicos con las enfermedades; los profesores con los suspensos; las fuerzas de seguridad con el terrorismo y la delincuencia… el trato cotidiano profesionaliza ese trabajo o esa relación que no pierde el prestigio de lo desconocido para el resto de los mortales, en este caso nunca mejor dicho. Sin embargo, la literatura en torno a los muertos ha tenido a lo largo de todos los siglos el tratamiento respetuoso que a los vivos siempre nos ha merecido este asunto, a veces más íntimo (elegías), otras más solemne, los escritores en general pocas bromas se han permitido si no es en las representaciones del infierno. Por eso el pequeño texto de Claudel nos sigue estremeciendo por la espontaneidad con que describe y compara el cementerio (“Ciudad en miniatura, con barrios miserables… y otros lujosos”), los olores en descomposición (“esos montones de dalias marchitas, esa ajada acumulación de crisantemos…”) y los colores de esas mismas flores que adornan las sepulturas y que pronto perderán su esplendor “como recién casadas abandonadas por sus jóvenes y veleidosos maridos el día siguiente de su boda”, la comparación, como otras del texto, contribuyen al tono distante, frío, como el mármol, con que Claudel se acerca al espacio que ocupan sus vecinos de toda la vida, a sus muertos. José López Romero.


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